PAMPLONA, 19 (EUROPA PRESS)
La directora gerente del Instituto Navarro para la Igualdad (INAI), Patricia Abad, ha advertido de una “naturalización” de la violencia sexual “culpabilizando” a la víctima o “justificando” al agresor y ha llamado a “potenciar la prevención” desde los hombres y hacer un “trabajo conjunto y una reflexión colectiva” con el movimiento feminista”.
Así lo ha afirmado en una comparecencia parlamentaria, solicitada por PSN, EH Bildu, Geroa Bai, PPN y Contigo-Zurekin, en la que ha presentado las conclusiones del I Estudio sobre Violencia Sexual contra las Mujeres Jóvenes en Navarra
Abad ha explicado que el objetivo del estudio era “repensar cómo se está interviniendo para ajustar adecuadamente las políticas públicas” en esta materia. También “romper la construcción estructural de todo lo que hay en torno a la violencia sexual” como son “el silencio, la responsabilización de las víctimas, la culpa o la vergüenza”.
Ha explicado que la violencia sexual se produce en el marco de “una ideología machista, sexista y patriarcal”, es una “manifestación de relaciones de poder”, que “se produce de manera sistemática en todos los contextos, afecta de manera desproporcionada a mujeres y niñas”. Además, ha remarcado que “no tiene que ver con la actuación de un individuo fuera del sistema sino que está plenamente integrado en la estructura social” y no están relacionado tanto con la práctica sexual sino con “el poder y el dominio”. Un marco social “muy complejo” que “dificulta la intervención”.
Según ha indicado, de los resultados del estudio se desprende una “dificultad para unificar lo que se entiende por violencia sexual”. Ha llamado la atención ante la “infradenuncia”, señalando que en 2019 sólo el 11% de las víctimas denunciaron.
En cuanto al perfil de agresor, ha resaltado que “la agresión en la calle por un desconocido es excepcional y mínima” y que en la mayoría de los casos “son solo un agresor y casi siempre identificado, más o menos conocido”. Algo que dificulta la detección ya que “hay un efecto shock, se generan malentendidos que se dejan pasar” pero que “pueden habilitar para violencias posteriores”. Además, al ser alguien conocido “la autoidentificación es más compleja”. Asimismo, ha resaltado que “el ‘no’ inicial de las jóvenes no se tiene en cuenta como un ‘no’ válido” y se puede “convertir en una invalidación del consentimiento”.
Con respecto al lugar, esta violencia se produce en “todos los espacios y ámbitos de la vida de las mujeres”, sobre todo en la familia, ocio y redes sociales. Ha destacado que ser menor de edad es “un factor de riesgo añadido” y ha apuntado que hay muchos casos de violencia que se dan entre menores en el contexto de las primeras relaciones sexuales. También ha señalado los casos de adultos con chicas jóvenes o menores, sobre todo en redes sociales, o casos específicos con mujeres racializadas, en situaciones de vulnerabilidad o LGTBI.
Abad ha subrayado que uno de los factores que facilitan esta violencia es la “pornografía mainstream como modelo de la sexualidad” y la “objetualización sexual de las mujeres”.
Como consecuencias, se ha detectado una “naturalización” de la violencia sexual “culpabilizando” a la víctima o “justificando” al agresor. Así, ha indicado que “se asume en parte por las mujeres y la sociedad como parte de la vida si están en lugares donde pueden suceder cosas”. También ha incidido en el “terror sexual” en forma de discursos que “hace que las mujeres tengan mensajes de alerta” y ponen el foco en que “se protejan” lo que “está limitando” su libertad; y en el “pacto de silencio” entre los hombres.
La directora gerente del INAI ha señalado que “se detecta mucho miedo” en el proceso de denunciar y ha destacado la importancia de “la justicia por vías no institucionales”. También ha resaltado la importancia de recurso especializados, la formación y el conocimiento.
PROPUESTAS
Entre las propuestas que recoge el estudio, Abad ha apuntado a la “sensibilización, formación y posterior intervención con las víctimas”, la “perspectiva de género feminista como herramienta fundamental” o el impulso de una ley sobre la pornografía. También “generar debates teóricos y prácticos en diferentes espacios” con el objetivo de “generar datos que nos permitan medir la prevalencia”.
En cuanto a la intervención, ha llamado a “potenciar la prevención desde los hombres”, “reformular el concepto de la protección de las mujeres, para obviar ese terror sexual” y “hacer análisis más específicos para colectivos concretos” como “mujeres racializadas u otras vulnerables”. A ello ha sumado “protocolos específicos para lugares de ocio”, el “trabajo en red institucional”, servicios de asistencia integral específica para la trata y la explotación sexual y, especialmente, un “trabajo conjunto y reflexión colectiva con el movimiento feminista, porque es un agente de transformación clave”.
En el turno de los grupos, Olga Chueca, del PSN, ha destacado la utilidad de este estudio porque “el primer paso que tenemos para combatir esta violencia es visibilizarla”. Ha considerado que hay una “mayor concienciación y conocimiento de lo que es una agresión sexual” y ha valorado que la ley del ‘sólo sí es sí’ “ha desplegado una serie de servicios” que ofrecen “una atención especializada a las víctimas”.
La portavoz de EH Bildu, Irati Jiménez, ha indicado que este informe “supone una tarea más en la labor feminista de señalar la hegemonía patriarcal que tenemos en esta sociedad” e identifica “determinados tipos de violencia” que, en ocasiones, son difíciles de identificar. El documento “pone rigor científico a cuestiones que muchas feministas han politizado durante décadas” como el consentimiento, ha destacado.
Por parte de Geroa Bai, Blanca Regúlez ha destacado que este estudio “sirve para poner voz a las víctimas”, que “dejan de ser un número para visualizar que podemos ser una de nosotras, nuestras hijas o amigas”. Una violencia “muy funcional que permite mantener la desigualdad y las relaciones de poder” utilizando el “cuerpo de la mujer sometiéndola en todos los ámbitos”.
La representante del PPN, Maribel García Malo, ha afirmado que “es indudable la escalada de denuncias de violencia contra las mujeres, con cifras récord”. “Una mayor concienciación no puede ser la única justificación del incremento de denuncias. Eso sería minimizar el problema y no responsabilizarnos de la solución”, ha advertido. Ha valorado este estudio que puede servir como “herramienta para afinar más a la hora de definir las políticas para luchar contra esta violencia”.
Desde Contigo-Zurekin, Miguel Garrido ha indicado que este estudio viene a “institucionalizar” que no es verdad que la violencia sexual sea cuestión de “otros hombres”. “Hasta que los hombre normales no seamos capaces de asumir nuestra responsabilidad en esto no cambiará nada”, ha remarcado Garrido, que ha apelado a que “revisemos la masculinidad” y “rechacemos la parte tóxica que se siente amenazada por deconstruir la parte llena de privilegios”.
Isabel Olave, de UPN, ha advertido de la “escalada dramática” de la violencia sexual con un incremento de delitos contra la libertad sexual del 23,9% en el periodo 2021 a 2024. “Es bueno que sepamos más acerca de las violencia que tenemos que combatir pero con su políticas no mejoran los datos sobre las violencias sexuales”, ha subrayado la regionalista, que ha añadido que “algo habrá que hacer y tendrá que ser algo nuevo”.
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