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La teledetección es una herramienta fundamental para controlar y evaluar la salud de los ecosistemas de Doñana

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SEVILLA, 18 (EUROPA PRESS)

La teledetección, una técnica que utiliza imágenes de satélites o drones para observar los cambios sobre la superficie terrestre, se está consolidando como una herramienta fundamental para mejorar el conocimiento y estado de conservación de los ecosistemas. La Estación Biológica de Doñana-CSIC “trabaja intensamente” en esta línea con el fin de mejorar el seguimiento y la evaluación del estado de los ecosistemas de Doñana y complementar la monitorización ambiental que se realiza sobre el terreno.

Según explica el CSIC en un comunicado, ya desde 2004, a través de su Laboratorio SIG y Teledetección (LAST-EBD), la Estación Biológica de Doñana emplea la teledetección para identificar y monitorizar cambios y tendencias en el Espacio Natural de Doñana a escala de paisaje. Este seguimiento permite valorar la dinámica de procesos geomorfológicos de gran relevancia como el sistema dunar, la línea de costa o la sedimentación en marisma.

También se utiliza, por ejemplo, para cartografiar la inundación de las marismas y lagunas de Doñana y, de este modo, estimar la superficie inundada en cada momento, el número de días que cada área está inundada al año y detectar anomalías.

“La teledetección usada como seguimiento continuo permite detectar cambios en la biodiversidad, el uso de suelo, la superficie inundada o la superficie afectada por un incendio. Todo ello se puede hacer de manera muy rápida, en zonas remotas con un acceso difícil para trabajos de campo y abarcando grandes extensiones”, explica Pedro J. Gómez Giráldez, del LAST-EBD. Además, “la toma de datos no es invasiva ni destructiva, por lo que permite estudiar un ecosistema sin influir directamente en él”, ha subrayado.

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Ricardo Díaz-Delgado, investigador de la Estación Biológica de Doñana y coordinador de la Monitorización Ambiental de la ICTS Doñana, ha destacado, por su parte, que “la teledetección reduce costos y esfuerzo en comparación con métodos de campo tradicionales, permitiendo el análisis de áreas remotas o de difícil acceso”. “También puede constituir una fuente histórica de información que puede ser utilizada como referencia para la planificación e implementación de proyectos de restauración y de programas de seguimiento a largo plazo”, ha añadido.

En este marco, la Estación Biológica de Doñana – CSIC sigue investigando para incorporar nuevas técnicas y mejorar las aplicaciones de la teledetección. En uno de los estudios más recientes, según explica CSIC, se analizó el uso de sensores hiperespectrales para evaluar el éxito de la restauración ecológica de los humedales.

El estudio se realizó en la Finca Caracoles, un área que fue restaurada e incorporada al Parque Nacional de Doñana en 2004 y donde se crearon 96 lucios (lagunas marismeñas) experimentales. “En este trabajo, se demostró la capacidad de las imágenes espectrales para monitorizar las masas de agua, incluso las muy pequeñas, al permitir identificar cambios en la profundidad del agua, en su turbidez o en la concentración de clorofila”, explica Cristina Coccia, investigadora y primera autora de este estudio.

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Otros estudios recientes de la Estación Biológica de Doñana han confirmado la eficacia de las técnicas de teledetección para proporcionar mapas de las variables que permiten entender mejor los servicios ambientales desempeñados por los ecosistemas de Doñana. Un ejemplo es la producción primaria bruta, es decir, la cantidad total de energía que las plantas y otros organismos fotosintéticos absorben al capturar la luz solar y convertirla en materia orgánica a través de la fotosíntesis, la cual sirve como indicador de la asimilación de carbono.

El centro investigador sostiene que estas investigaciones, además, ponen de manifiesto la necesidad de seguir adquiriendo datos ‘in situ’ sobre el terreno, con objeto de validar esta información. “Las instalaciones de la ICTS Doñana tienen una gran capacidad para convertir al espacio protegido en un referente internacional de calibración y validación de productos de teledetección en entornos naturales”, afirma Ricardo Díaz-Delgado.

En este sentido, la Estación Biológica de Doñana, a través del LAST-EBD, participa en la misión la validación de los productos de la misión Fluorescence Explorer-Sentinel 3 (ESA Flex-3) de la Agencia Espacial Europea, que tiene como objetivo detectar la fluorescencia de la vegetación con una resolución de píxeles de 300 x 300.

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DESAFÍOS DE LA TELEDETECCIÓN

El uso de la teledetección en la monitorización ambiental avanza de forma constante, impulsado por los continuos avances tecnológicos. No obstante, la teledetección presenta aún sus desafíos. “De forma general, están las propias limitaciones de la teledetección, como el gran volumen de datos que hay que manejar, la dependencia de que no haya nubes para utilizar las imágenes o la validación de los productos”, explica Gómez Giráldez.

“En entornos naturales, el mayor reto es la gran heterogeneidad presente en los ecosistemas en cuanto a relieve o especies vegetales. Lo más normal en nuestro caso es que en un píxel haya información de varias especies vegetales y de suelo, algo que por ejemplo no suele ocurrir tan a menudo en otros ámbitos, como el agrícola, por ejemplo”, indica la investigadora.

Esta heterogeneidad requiere de un mayor esfuerzo de calibración y validación de los productos proporcionados por las misiones espaciales de Observación de la Tierra como la misión FLEX y para ello, Doñana se presenta como un área idónea ya que cuenta, además, con una alta monitorización. “Los entornos naturales, como el Espacio Natural de Doñana, actúan como centinelas del cambio global al reflejar patrones relacionados con los diferentes motores de cambio como la sequía prolongada, las altas temperaturas o el incremento de CO2 atmosférico”, concluye Ricardo Díaz-Delgado.


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