Kagame asegura que Ruanda priorizará su seguridad ante las presiones internacionales y quita hierro a la amenaza de sanciones
MADRID, 13 (EUROPA PRESS)
El Gobierno de República Democrática del Congo (RDC) ha acusado al grupo rebelde Movimiento 23 de Marzo (M23) y al Ejército de Ruanda de violar “flagrantemente” el llamamiento de la Comunidad de África Oriental (EAC) y la Comunidad de Desarrollo de África Austral (SADC) a un alto el fuego en el este del país, después de los combates registrados durante los últimos días en la zona.
El Ministerio de Comunicación y Medios de RDC ha señalado en un comunicado publicado en su cuenta en la red social X que apenas 24 horas después de la cumbre, celebrada el sábado, “las Fuerzas Armadas ruandesas y sus fuerzas supletorias del M23 bombardearon posiciones de las Fuerzas Armadas de RDC en Ndoluma”, causando catorce muertos, “incluidos civiles”.
Asimismo, ha agregado que el M23 atacó el 11 de febrero esta misma zona, situada en el territorio de Lubero, en la provincia de Kivu Norte, mientras que lanzaron ofensivas contra otras posiciones militares en Kalehe, en la adyacente provincia de Kivu Sur.
Por ello, ha reclamado que la EAC y la SADC emitan “una condena firme y unánime” y “anuncien sanciones”, así como la convocatoria de una nueva cumbre conjunta para “evaluar la situación y sacar conclusiones de este nuevo acto de agresión” por parte del M23 y las Fuerzas Armadas de Ruanda.
El Gobierno congoleño ha reafirmado además su compromiso con “el respeto a las resoluciones” de la citada cumbre, incluido su llamamiento a un alto el fuego, antes de agregar que “adoptará todas las medidas necesarias para garantizar la protección de su integridad y soberanía territorial”.
Por su parte, el presidente de Ruanda, Paul Kagame, ha sostenido en una entrevista concedida a la revista ‘Jeune Afrique’ que Kigali priorizará su seguridad frente a las presiones internacionales, reiterando así sus acusaciones contra Kinshasa por su apoyo a grupos armados como las Fuerzas Democráticas para la Liberación de Ruanda (FDLR).
“No estamos haciendo frente a una situación nueva para nosotros, ya que hemos hecho frente a amenazas existenciales desde hace años. Sufrimos la peor tragedia en 1994”, ha explicado, en referencia al genocidio de tutsis y hutus moderados por parte de hutus extremistas, algunos de los cuales huyeron posteriormente a RDC y fundaron las FDLR.
“¿Realmente van a venir y amenazanos con sanciones porque nos estamos defendiendo? ¿Creen que tengo algo de miedo a algo así?”, se ha preguntado, antes de insistir en que las FDLR “comparten la misma ideología –que los responsables del genocidio– y siguen soñando con volver a Ruanda para repetir lo que hicieron en 1994”.
En este sentido, Kagame ha aseverado que este grupo “se ha aprovechado de la ausencia total de gobernanza en el este de RDC para asentarse allí”. “Recuerdo discutir esto con el presidente (congoleño, Félix) Tshisekedi. Afirmó que las FDLR no eran más que un mito”, ha argumentado.
El presidente ruandés ha defendido además la necesidad de “empatizar” con el M23, integrado principalmente por tutsis congoleños- “¿Voy a empatizar con las FDLR? ¿Quieren que empatice con milicias que el Gobierno (congoleño) ha creado para combatir en una guerra étnica?”, ha cuestionado.
En esta línea, ha cargado además contra las autoridades de Burundi por “entrar en este conflicto en base a líneas étnicas” y participar del lado de las fuerzas congoleñas en “la persecución” de la minoría tutsi en el este del país, una acusación formulada en varias ocasiones por Kigali ante el despliegue de tropas burundesas en la zona para apoyar al Ejército de RDC.
El presidente de Burundi, Évariste Ndayishimiye, hizo el martes un llamamiento a la población para que esté atenta ante “un vecino malintencionado”, en aparente referencia a Ruanda, a la que acusó de “tener una voluntad expansionista”, según recogió el diario independiente ‘Iwacu’.
Ndayishimiye ha acusado en varias ocasiones a Ruanda de dar apoyo al grupo rebelde RED-Tabara, que cuenta con sus principales bases en RDC y ha incrementado durante los últimos meses sus operaciones contra las fuerzas de seguridad burundesas, lo que ha tensado las relaciones entre Gitega y Kigali.
Por su parte, el M23 lanzó una nueva ofensiva a finales de 2022, tras el conflicto entre 2012 y 2013, que se saldó con un acuerdo de paz, lo que ha elevado las tensiones entre RDC y Ruanda, que acusa a Kinshasa de reprimir a los tutsis congoleños con apoyo de grupos armados como las FDLR y otras milicias locales.
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