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SANTANDER, 13 (EUROPA PRESS)
Las forenses del doble crimen de Liaño, en el que fallecieron una mujer de 40 años y su bebé de once meses, presuntamente a manos de la pareja y padre de ambas, han destacado la “gran violencia” de la agresión que sufrieron y creen que “lo más probable” es que se produjera en la casa familiar, donde aparecieron los cuerpos un día después de los hechos, que tuvieron lugar el 16 de diciembre de 2021.
Las encargadas del levantamiento y autopsia a los cadáveres han explicado este jueves en el juicio a José R., que se enfrenta a prisión permanente revisable y en el que las psiquiatras no apreciaron “patología mental grave”, que la madre murió apuñalada y la niña por asfixia.
La mujer presentaba seis heridas de arma blanca, dos de ellas mortales, pues penetraron hasta el pulmón y ocasionaron un neumotórax (colapso de ese órgano) y una hemorragia interna “muy importante”. Así, el “charco de sangre” se produjo en el interior del cuerpo, lo que explicaría los escasos restos y manchas en los cuerpos y en el lugar donde fueron encontrados, en el patio de vivienda, ocultos con un edredón sobre el que había unos palés de madera sujetos con bloques de hormigón.
Las forenses también apreciaron hematomas y lesiones por distintas zonas del cuerpo de la progenitora, -que ese día había denunciado el quebrantamiento de la orden de alejamiento decretada sobre el acusado mes y medio antes por un episodio de violencia de género-, señal de que la víctima se estaría moviendo e “intentando zafarse de la agresión”.
Por su parte, la pequeña falleció por asfixia, que pudo ser por oclusión de las fosas nasales o estrangulamiento mediante presión en el cuello, sin que fuera necesario ejercer “mucha” fuerza, dada su corta edad (estaba a punto de cumplir un año). Presentaba además “unos cuantos golpes” en la cabeza con “signos de vitalidad” -sufridos cuando aún estaba viva- y una herida de arma blanca en un costado, en este caso provocada después de la muerte.
Esta última lesión se realizó con el mismo arma que se empleó en el ataque a la madre -un cuchillo de un centímetro de hoja, recto (no se ensancha) y monocortante, de un solo filo-, con la particularidad de que solo atravesó el bodi que llevaba puesto la pequeña, no el jersey y la cazadora que vestía por encima por lo que, se presupone, estas dos prendas habrían sido levantadas o retiradas en el momento de la agresión.
SIN ALTERACIÓN MENTAL Y ESCASA AFECTACIÓN EMOCIONAL
De su lado, las psiquiatras que se entrevistaron con José R., de 46 años, procesado por dos delitos de asesinato y en prisión provisional desde los hechos, descartaron “patología mental grave” o “alteración” alguna, y tampoco encontraron trastornos que afectaran a sus capacidades cognitiva y volitiva, mientras que la intelectual entra “dentro de la normalidad”.
Y les llamó la atención y sorprendió además la “escasa afectación emocional” durante la entrevista, realizada en febrero de 2022, así como su “frialdad” y “falta de empatía”, más ante un relato “tan duro” como el de este doble crimen -hechos sobre los que “en todo momento” negó su participación-. También apreciaron rasgos de personalidad como “cierto narcisismo” o tendencia a “echar la culpa a los demás”, tal vez para “no sufrir”.
Así, si bien hablaba de su “maravillosa y fantástica” relación con la víctima y de lo de “felices” que habían sido, admitió un cambio en la pareja, que achacó a ella, en concreto a celos y problemas de suyos, o a que consumía más drogas y alcohol que él.
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