MADRID, 05 (SERVIMEDIA)
Una población recién reconocida del Cáucaso y el bajo Volga puede conectarse con todas las poblaciones de habla indoeuropea, con lo que supone el origen de la familia de esas lenguas.
Así lo explica un estudio liderado por investigadores de las universidades de Viena (Austria) y Harvard (Reino Unido), que aporta una nueva pieza al rompecabezas del primer eslabón perdido en la historia de esas lenguas.
Actualmente hay más de 400 lenguas indoeuropeas y se incluyen grupos importantes como la germánica, la romance, la eslava, la indoiraní y la celta. Son habladas por casi la mitad de la población mundial.
Su germen está en la lengua protoindoeuropea. Desde el siglo XIX, los historiadores y lingüistas han estado investigando sus orígenes y su difusión, ya que todavía existe una brecha de conocimiento.
El nuevo estudio, publicado en la revista ‘Nature’, se basa en el análisis del ADN antiguo de 435 individuos de yacimientos arqueológicos de toda Eurasia fechados entre los años 6400 y 2000 a. C.
ASCENDENCIA ESTEPARIA
Estudios genéticos anteriores habían demostrado que la cultura yamnaya (3300-2600 a. C.), de las estepas póntico-caspias al norte de los mares Negro y Caspio, se expandió tanto por Europa como por Asia central a partir del año 3100 a. C., lo que explica la aparición de ‘ascendencia esteparia’ en las poblaciones humanas de Eurasia entre 3100 y 1500 a. C.
Estas migraciones fuera de las estepas tuvieron el mayor efecto en los genomas humanos europeos de cualquier acontecimiento demográfico de los últimos 5.000 años y se consideran ampliamente como el probable vector de la difusión de las lenguas indoeuropeas.
La única rama de las lenguas indoeuropeas que no había mostrado ninguna ascendencia esteparia anteriormente era la anatolia (incluida la hitita, probablemente la rama más antigua en separarse), con lo que se preservaron de manera única arcaísmos lingüísticos que se perdieron en todas las demás ramas indoeuropeas.
Estudios anteriores no habían encontrado ascendencia esteparia entre los hititas porque, según sostiene el nuevo estudio, las lenguas anatolias descendían de una lengua hablada por un grupo que no había sido descrito adecuadamente antes.
Se trata de una población eneolítica fechada entre 4500 y 3500 a. C. en las estepas entre las montañas del Cáucaso Norte y el bajo Volga. Cuando se utiliza como fuente la genética de esta población del Cáucaso-Bajo Volga recientemente reconocida, al menos cinco individuos en Anatolia fechados antes o durante la era hitita muestran esa ascendencia.
“PUNTO DE INFLEXIÓN”
El nuevo estudio muestra que la población Yamnaya tiene un 80% de ascendencia del grupo del Cáucaso-Bajo Volga, que también proporcionó al menos una décima parte de la ascendencia de los habitantes de Anatolia central durante la Edad del Bronce.
Ron Pinhasi, Departamento de Antropología Evolutiva de la Universidad de Viena, apunta que “el grupo Cáucaso-Bajo Volga puede conectarse con todas las poblaciones de habla indoanatolia y es el mejor candidato para la población que hablaba indoanatolia, el antepasado tanto del hitita como de todas las lenguas indoeuropeas posteriores”.
El estudio sugiere, además, que la integración de la lengua protoindoanatolia, compartida por los pueblos anatolios e indoeuropeos, alcanzó su apogeo entre las comunidades del Cáucaso y el bajo Volga entre los años 4.400 y 4.000 a. C.
“El descubrimiento de la población Cáucaso-Bajo Volga como el eslabón perdido en la historia indoeuropea marca un punto de inflexión en la búsqueda de 200 años para reconstruir los orígenes de los indoeuropeos y las rutas por las que estos pueblos se extendieron por Europa y partes de Asia”, concluye Pinhasi.
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