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La marisma de Doñana tiene poca profundidad a pesar de las tormentas de enero

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MADRID/SEVILLA, 05 (SERVIMEDIA)

La lámina de agua de la marisma del Parque Nacional de Doñana es extensa actualmente, con alrededor de 16.000 hectáreas inundadas, aunque poco profunda para lo que es habitual en estas fechas y pese al póker de borrascas (Garoé, Éowyn, Herminia e Ivo) de finales del pasado mes de enero.

Desde septiembre de 2024, cuando comenzó el actual año hidrológico, se han registrado alrededor de 300 litros por metro cuadrado de precipitaciones en la estación manual del Palacio de Doñana, ubicada en el corazón del parque nacional.

Esa cifra supera la media de los últimos 10 años, pero se encuentra entre los valores promedio de un invierno en Doñana, según el Laboratorio SIG y Teledetección de la Estación Biológica de Doñana (EBD-CSIC).

“La importancia de Doñana está en su agua. Sin agua, Doñana no tiene vida”, según Javier Bustamante, vicedirector de la EBD-CSIC y responsable de la Infraestructura Científico-Técnica Singular (ICTS) de Doñana.

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El año hidrológico empezó con buenas precipitaciones en octubre, seguido de un noviembre y diciembre secos que dejaron a Doñana con escasa agua al inicio del invierno. No obstante, las lluvias de enero han posibilitado que los niveles de precipitación se sitúen en la actualidad cerca de la media histórica.

En un ciclo normal, la falta de precipitaciones y las altas temperaturas secan la marisma durante el verano y esta no vuelve a inundarse hasta la llegada de las lluvias en otoño e invierno.

Las marismas se asientan sobre un sustrato arcilloso, que necesitan volver a hidratarse para coger agua de nuevo tras el periodo estival. Se calcula que se necesitan alrededor de 200 litros por metro cuadrado de precipitación acumulada para que esas zonas húmedas comiencen a inundarse.

Antes de las lluvias de finales de enero, la inundación de la marisma se limitaba a zonas como la Madre del Rocío, Caño de las Madres y Lucios del Caballero, Vetalengua y Membrillo, que suelen ser las primeras en inundarse con las lluvias iniciales.

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SITUACIÓN DE DÉFICIT

El hecho destacable de este año frente a años anteriores es que ha habido registros superiores a los 100 litros por metro cuadrado en enero, lo que, unido a la precipitación anterior, ha hecho que se active el sistema hidrológico al completo.

Sin embargo, aunque extensa, la lámina es actualmente poco profunda, con 37,5 centímetros en la estación hidrometeorológica Honduras del Burro; 20 en Guadiamar Millán y alrededor de 20 en Vetalengua, por debajo de lo habitual para estas fechas.

Los datos de la ICTS de Doñana, dependiente de la EBD-CSIC, indican que, a pesar de que las lluvias registradas hasta ahora se aproximan a la media de la última década, siguen siendo insuficientes. Esto se debe a un gran déficit hídrico, lo que impide que la marisma se inunde hasta el nivel promedio habitual del invierno.

“No ha llovido tanto como parece. Además, partimos de una situación de déficit. Para que se vuelva a restituir el normal funcionamiento de los ecosistemas tiene que haber un superávit muy grande, es decir, años húmedos por encima de la media, así como reducir las extracciones del acuífero, que está sobreexplotado”, según Abel Valero, responsable técnico de la Infraestructura y Servicios de las Tecnologías de la Información de la Reserva Biológica de Doñana.

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