MADRID, 05 (SERVIMEDIA)
Con la llegada del invierno, la bajada de temperaturas incrementó la incidencia de enfermedades respiratorias, articulares y dérmicas en perros, entre las que destacan la traqueobronquitis infecciosa (conocida como tos de las perreras), el moquillo canino, la artritis, la artrosis y las infecciones fúngicas en la piel, según explicó Ana Ramírez, directora técnica veterinaria de Kivet, la red de clínicas veterinarias de Kiwoko.
Ramírez señaló que los perros pueden sentir frío igual que las personas, siendo especialmente vulnerables las razas pequeñas, de pelaje corto, los cachorros y los ejemplares mayores, debido a su menor capacidad de termorregulación. Además, advirtió que la exposición al frío en animales con enfermedades crónicas respiratorias o del sistema locomotor puede agravar sus síntomas.
Señaló que el uso de ropa de abrigo adecuada ayudó a prevenir problemas de salud como resfriados, hipotermia o dolencias articulares. Sin embargo, la experta recomendó que estas prendas sean cómodas, no restrinjan la movilidad y se utilicen de forma justificada para evitar efectos contraproducentes.
Además de la ropa, ajustar las rutinas de paseo resultó fundamental. Aconsejó realizar salidas en las horas más cálidas del día y fomentar el ejercicio en interiores para mantener la actividad física sin exponer a los perros a temperaturas extremas. Tras paseos bajo la lluvia o la nieve, se destacó la importancia de secarlos bien, especialmente en zonas sensibles como las patas, el abdomen y las orejas.
Por su parte, Kiwoko ofreció una gama de abrigos, chubasqueros y polares diseñados para proteger a los perros del frío y la humedad sin sacrificar su comodidad. Estas prendas, elaboradas con materiales impermeables y transpirables, incluyeron detalles reflectantes para mejorar la visibilidad en condiciones de poca luz y forros térmicos para los días más fríos.
Finalmente, la veterinaria recordó que la hipotermia puede afectar gravemente a los perros si no se detecta a tiempo, manifestándose con temblores, somnolencia o rigidez muscular. Aunque algunas razas nórdicas están adaptadas al frío, la mayoría necesita protección extra, especialmente en entornos urbanos donde el viento y la humedad intensifican la sensación térmica.
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