MADRID, 03 (SERVIMEDIA)
La jugadora de la selección española de fútbol Jenni Hermoso aseguró este lunes en su declaración ante el tribunal que juzga alexpresidente de la Real Federación Española de Fútbol (RFEF) Luis Rubiales por agresión sexual y coacciones que en el momento de la celebración de la victoria en el Mundial de Australia que Rubiales le cogió “la cabeza con fuerza” para darle un beso en la boca y ella no pudo “reaccionar”. Insistió en que al recibir el beso fue consciente de era su “jefe” quien la besaba y negó que él pidiera permiso para tener ese contacto.
Preguntada por la fiscal si se sintió “violentada” en el momento del beso, la futbolista aseguró que “fue un momento que manchó uno de los días más felices de mi vida” en el que se produjeron unos hechos que “en ningún momento busqué” y con el que “se me faltó al respeto”.
El juicio contra Rubiales y otros tres directivos de la REEF arranca este lunes en la Audiencia Nacional. El Ministerio Público solicita dos años y medio de cárcel para Rubiales por dos delitos de agresión sexual y de coacciones posteriores, mientras que el resto de los que se sientan en el banquillo se enfrentan a un año y medio de prisión sólo por coacciones.
En sus primeras respuestas, la jugadora explicó que en el saludo a las autoridades saludó a la Reina y a la Princesa de Asturias, tras lo cual llegó a la altura de Rubiales, al que dijo “¡la que hemos liado!” y a lo que el presidente de la RFEF le respondió “hemos ganado este mundial gracias a ti”.
Tras ello, se produjo la acción de Rubiales sobre Hermoso, que llegó a desequilibrarse por el peso del entonces presidente de la RFEF, según declaró ella, e inmediatamente “puso sus manos en mis orejas con fuerza” y sin capacidad de “reacción” se produjo el beso que, según dijo, en ningún momento consintió.
Preguntada por si hubiera aceptado el beso de haberle preguntado, Hermoso dijo que “no”, aseveró que nunca antes se habían producido besos en la boca con Rubiales y reiteró en varias ocasiones que no tuvo capacidad de “apartarse” porque todo sucedió muy rápido. “Sentí que estaba fuera de contexto totalmente. Sabía que me estaba besando mi jefe y eso no debe ocurrir en ningún entorno laboral o social”.
Sobre lo sucedido en el avión de vuelta del Mundial, Hermoso explicó un momento en el que Rubiales se dirigió a ella para pedirle que le ayudara a rebajar la tensión que se desató por el beso. En cierto momento habló con Rubiales, que le pidió “por favor, que le ayude, que se está liando mucho fuera” y que “le están llamando agresor”. La jugadora se negó porque ella no había provocado la situación y “no era quién para hacer ningún video. Me pidió por sus hijas que lo estaban pasando muy mal. Le dije que lo sentía, pero que no lo haría” y acabó diciéndole algo que “me dolió más” y fue que fue “a ti y a mí nos gusta lo mismo”.
La testigo explicó que su negativa a colaborar con Rubiales tuvo consecuencias: “No fui a la selección. No fui seleccionada en la primera convocatoria. Me estaba negando a algo que mi jefe quería que hiciera. Y era el que mandaba”. A partir de ahí, el expresidente de la RFEF le dijo que hablaría con su familia sobre los sucedido y ya en el mismo vuelo el exseleccionador Jorge Vilda estuvo hablando con su hermano. Esta actitud molestó especialmente a Hermoso, ya que tenía “muy buena relación” con él y “ni siquiera se dirigió a mí”.
Los tiempos posteriores a este suceso a su negativa a exculpar a Rubiales fueron “muy duros”, relató la futbolista, quien insistió en que su “vida cambió por completo” y tuvo que llevarse a su familia. “Por un momento sentí miedo de ir por la calle. Recibí amenazas de muerte, mensajes de todo tipo. Era insostenible la situación. Tenía cámaras y coches 24 horas en la puerta de mi casa. Me sentí desprotegida por la RFEF y tuve que buscar ayuda psicológica”, añadió en respuesta a las preguntas de la Fiscalía.
Relató después las presiones que recibió durante las vacaciones en Ibiza que disfrutó la selección tras su victoria en el Mundial. En un primer momento, las presiones vinieron de Rubén Rivera, responsable de marketing de la Federación, al que acabó evitando. Más tarde, Albert Luque, exdirector deportivo de la Selección masculina, viajó a la isla para tratar de convencerla de que ayudara a Rubiales. Al no lograrlo, este directivo le acabó diciendo a una amiga de la futbolista que “me deseaba lo peor, que todo me fuera fatal, que soy una persona de tal bajeza humana… por no quitarle el marrón de su vida a Rubiales”.
Hermoso aseguró que desconocía que existiera en la Federación un protocolo antiacoso ya que “nunca nos dieron una reunión ni nada hablándonos de todo esto”. Sobre las críticas que recibió por su actitud distendida después de lo sucedido, dijo a preguntas de la abogada de Rubiales, Olga Tubau, que “no quería hablar de ello (…) quería estar centrada en la celebración del Mundial”.
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