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En 2024, Doñana experimentó un año cálido y seco, con un mínimo histórico de aves acuáticas invernantes

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MADRID/SEVILLA, 31 (SERVIMEDIA)

El Espacio Natural de Doñana, al suroeste de Andalucía, vivió en 2024 el segundo año más caluroso de la serie histórica de temperaturas, que comienza en 1978, además de recibir menos lluvias de lo normal y de registrar un nuevo mínimo de aves acuáticas invernantes.

Esas son algunas de las conclusiones recogidas en el informe ‘Estado de la biodiversidad en Doñana 2024’, presentado este viernes en Sevilla por Eloy Revilla, director de la Estación Biológica de Doñana (EBD-CSIC), y Javier Bustamante, vicedirector responsable de la Infraestructura Científico-Técnica Singular (ICTS) de Doñana.

También aportaron datos del informe Rocío Fernández Zamudio, coordinadora del Equipo de Agua y Medio Terrestre del Programa de Seguimiento de Procesos Naturales en el Espacio Natural de Doñana, y Ricardo Díaz-Delgado, responsable técnico del Laboratorio de SIG y Teledetección de la EBD-CSIC.

El informe indica que 2024 fue un año seco y caluroso en Doñana. La escasa inundación en marismas y lagunas ha influido de manera negativa en las poblaciones de aves acuáticas invernantes, que alcanzaron un nuevo mínimo histórico durante el invierno y la segunda peor cifra anual de toda la serie histórica, que comprende más de 50 años.

La situación general continúa siendo mala para el conejo, del que dependen diferentes especies de mamíferos carnívoros y aves rapaces. La marisma de Doñana se mantuvo inundada apenas 35 días y la laguna de Santa Olalla (la más grande del parque y antes considerada permanente) se volvió a secar por tercera vez consecutiva a principios de octubre.

AGUA Y TEMPERATURA

El número de aves censadas durante enero de 2024 en el Espacio Natural de Doñana, ubicado en Huelva (Andalucía), fue de tan solo 43.989, la cifra más baja de toda la serie histórica de datos para un mes de enero.

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El último ciclo hidrometeorológico, que va de septiembre de 2023 a agosto de 2024, resultó ser seco en Doñana al registrar 434,4 litros por metro cuadrado de precipitación acumulada, lo que supone un nivel inferior a la media (530 litros por metro cuadrado) por duodécimo año consecutivo.

Esos 12 meses fueron calurosos en conjunto, con una temperatura media de 18,79 grados, la segunda más alta de la serie histórica, solo superada por la del año anterior (19,32 grados).

La escasez de precipitaciones y su concentración en primavera, cuando las temperaturas comienzan a ser más cálidas, provocaron que el valor medio de inundación de la marisma durante el año pasado se situara en apenas 35,82 días, cuando el promedio histórico es de 62,75 jornadas.

En cuanto a las aguas subterráneas, los datos suministrados por el piezómetro situado en el carril del Corte, que se encuentra conectado al seguimiento automático de la ICTS Doñana, muestran una preocupante tendencia descendiente en el nivel freático continuo desde 2020 hasta la actualidad, con un descenso en medio de 1,61 metros en los últimos cuatro años.

El descenso del nivel freático en las aguas subterráneas tiene una implicación directa sobre el estado de conservación del sistema de lagunas de Doñana. A diferencia de las marismas, asentadas sobre un sustrato arcilloso, las lagunas se asientan sobre suelos arenosos permeables y dependen principalmente del nivel freático del acuífero.

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De hecho, la laguna de Santa Olalla, la más grande de Doñana, se llegó a secar en los agosto de 2022 y de 2023. Nuevamente ocurrió en septiembre de 2024 debido a la ausencia de lluvias y a la alta evapotranspiración. Santa Olalla había sido considerada una laguna de carácter permanente, capaz de mantener agua durante todo el año.

Además, otras lagunas importantes del área, como la laguna Dulce y la de Sopetón, también se secaron en septiembre de 2024 y llevan haciéndolo recurrentemente varios ciclos.

AVES ACUÁTICAS

Por otro lado, las aves acuáticas se contabilizan en Doñana mensualmente mediante censos aéreos y terrestres desde 1973. Los censos aéreos se realizan de forma periódica cada mes y en enero se realiza de manera simultánea en toda Europa.

El número de aves censadas durante enero de 2024 fue de 43.989, la cifra más baja de toda la serie histórica de datos para un mes de enero. A lo largo de más de 50 años de censos, solo en cuatro ocasiones se han registrado cifras por debajo de 100.000 individuos.

Normalmente, es habitual que el censo de enero coincida con la cifra máxima de aves acuáticas de toda la temporada, pero el mes con la cifra máxima durante el periodo hidrometeorológico 2023-2024 fue noviembre de 2023, con 79.186 individuos censados, el segundo peor dato de la serie histórica.

Esas cifras se explican en gran medida por el bajo nivel de lluvias caídas durante el otoño y principios del invierno. Las precipitaciones acumuladas a principios de primavera permitieron la inundación de la marisma, coincidiendo con la época de reproducción de las aves acuáticas.

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La población invernante del ánsar común, que en la década de 1990 era el emblema de Doñana, se ha visto fuertemente condicionada por el bajo nivel de inundación en invierno y registró la peor cifra de toda la serie histórica esta temporada, con 4.337 ejemplares invernantes.

OTRAS ESPECIES

En 2024 se detectaron las 11 especies de anfibios presentes en Doñana gracias a la disponibilidad de diversos medios acuáticos para su reproducción, a pesar de que las precipitaciones anuales estuvieron por debajo de la media histórica.

El galápago europeo no pudo detectarse el año pasado y el galápago leproso se localizó en dos lugares, el número más bajo de toda la serie histórica.

En las plantas, el seguimiento de la chicoria hueca, especie en peligro de extinción y con únicas poblaciones conocidas de Doñana, no ha detectado la especie en seis de sus 23 localidades históricas.

Además, se contabilizaron 85 ejemplares de milano real -catalogado en el Libro Rojo de las Aves de España como ‘en peligro’-, la cifra más baja de toda la serie. Y se constataron tendencias a la baja del aguilucho lagunero occidental, para el que no se hallaron parejas reproductoras en 2024.

El año pasado fue malo también para el conejo, continuando con la tendencia a la baja desde 2013. Se trata de una especie clave en Doñana, pues es el alimento principal de especies emblemáticas como el lince ibérico o el águila imperial.


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