MADRID, 29 (SERVIMEDIA)
El pelo graso proporciona a los osos polares un pelaje con propiedades anticongelantes que permite a estos emblemáticos animales sobrevivir y prosperar en uno de los climas más severos del planeta como es el Ártico.
Así lo asegura un equipo internacional de científicos en un estudio publicado este miércoles en la revista ‘Science Advances’.
Tras una investigación polar que incluyó el análisis del pelo recogido de seis osos polares en estado salvaje, los científicos se centraron en el sebo (o grasa) del pelo como el protector más importante.
Este sebo, que está compuesto de colesterol, diacilgliceroles y ácidos grasos, hace que sea muy difícil que el hielo se adhiera a su pelaje.
Si bien este hallazgo arroja nueva luz sobre la comprensión de la ecología de los osos polares (e incluso de los inuit), también puede tener un conjunto de aplicaciones no relacionadas, con una mezcla similar de sebo elaborado artificialmente que puede ser útil como revestimiento de superficie antihielo o en pieles de esquí de próxima generación utilizadas por esquiadores y practicantes de snowboard.
“Medimos la fuerza de adhesión del hielo, que es una medida útil de qué tan bien se adhiere el hielo al pelaje; la hidrofobicidad, que determina si el agua puede desprenderse antes de que se congele; y el tiempo de retardo de congelación, que simplemente muestra cuánto tiempo tarda una gota de agua en congelarse a ciertas temperaturas en una superficie dada”, explica Julian Carolan, doctorando de la Facultad de Química del Trinity College de Dublín y del Centro de Investigación Amber de Irlanda.
Carolan añade: “Luego comparamos el rendimiento del pelo de oso polar con el del cabello humano y dos tipos de ‘pieles de esquí’ especiales hechas por el hombre”.
“El sebo se destacó rápidamente como el componente clave que proporciona este efecto antihielo, ya que descubrimos que la fuerza de adhesión se veía muy afectada cuando se lavaba el cabello. El cabello sin lavar y grasiento hacía que fuera mucho más difícil que el hielo se adhiriera”, subraya.
Carolan señala: “En cambio, cuando se lavó el cabello de oso polar y se eliminó en gran medida la grasa, actuó de manera similar al cabello humano, al que el hielo se adhiere fácilmente tanto si está lavado como si está grasiento”.
ANÁLISIS QUÍMICO
Este hallazgo llevó al equipo a realizar un análisis químico detallado del sebo del oso polar. Además de identificar los componentes clave (colesterol, diacilgliceroles y ácidos grasos), se sorprendieron al descubrir que no contenía escualeno. Este metabolito graso está presente en el pelo humano y en el de otros animales acuáticos, como las nutrias marinas, lo que sugiere que su ausencia en el pelo del oso polar es muy importante desde una perspectiva antihielo.
“Este trabajo no solo representa el primer estudio sobre la composición del sebo del pelaje del oso polar, sino que también resuelve la cuestión de por qué los osos polares no sufren la acumulación de hielo”, apunta Richard Hobbs, profesor adjunto e investigador universitario en la Facultad de Química del Trinity College de Dublín y el Centro de Investigación Amber de Irlanda.
Hobbs recalca: “A pesar de tener gruesas capas de grasa y pelaje aislantes y pasar largos períodos en el agua a temperaturas bajo cero, parece que la grasa del pelaje proporciona una ruta natural para que los osos polares se desprendan fácilmente del hielo cuando se forma debido a la baja adherencia del hielo en su pelaje”.
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