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“Save the Children señala la salud mental, las condiciones insalubres en los hogares, la educación y la protección ante vulnerabilidades como desafíos para los niños afectados por desastres naturales.”

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MADRID, 28 (SERVIMEDIA)

Save the Children destacó este martes que la salud mental, el crecimiento en una “casa insalubre”, la educación “interrumpida” y la protección frente a vulnerabilidades constituyen los cuatros retos a los que se enfrentan los más de 700.000 menores de edad que viven en las zonas más afectadas por la dana, tres meses después de que ésta golpeara con saña parte de la provincia de Valencia.

Lo hizo en un comunicado en el que constató que los niños representan a “uno de los colectivos que más han sufrido a nivel de salud mental, con síntomas como mutismo, pesadillas recurrentes, miedo a fenómenos atmosféricos” y con chavales que “no querían salir a la calle o hablar de la situación”.

A ellos se suman los adolescentes que “han experimentado ira, rabia, problemas de sueño y confusión”, mientras que algunos de ellos “han entrado en una etapa de tristeza”.

Ante esta situación, el director de la entidad en la Comunidad Valenciana, Rodrigo Hernández, consideró “imprescindible que desde las administraciones se refuercen los servicios de salud mental infantojuvenil”, ya que “estos niños y niñas y sus familias necesitan sobre todo atención psicológica, porque el impacto en su salud mental ha sido enorme”. A su juicio, “es muy importante que la tratemos ahora para evitar problemas mayores en el futuro”.

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A su vez, Save the Children apuntó que hay familias con menores que viven actualmente en “pisos que no reúnen las condiciones adecuadas” y recordó que “habitar lugares con graves deficiencias de construcción, insalubres o convivir en hacinamiento tiene efectos sobre la salud, seguridad y bienestar de las personas y afecta especialmente al crecimiento, desarrollo y oportunidades de niños, niñas y adolescentes”.

Recalcó que “crecer en entornos no adecuados impacta no sólo en su salud física, sino también en su salud mental”, puesto que “puede provocar ansiedad, depresión, enfado o incluso dificultades para conciliar el sueño o afectar al rendimiento escolar”.

Cabe recordar que hasta 1.539 viviendas han sido catalogadas como no habitables, habiendo sido necesario el desalojo de 516, según el último informe del Instituto Valenciano de Edificación (IVE), por lo que, según Rodrigo Hernández, resulta “imprescindible aumentar las ayudas para la renovación y rehabilitación de viviendas que hayan sido afectadas por la dana”, “seguir reforzando alternativas habitacionales para familias con hijos e hijas a cargo” y ayudas al alquiler.

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Del mismo modo, Save the Children puso de manifiesto que el hecho de que muchos chavales estuvieran semanas sin ir al colegio provocó que algunos de los contenidos sin quedaran sin impartir.

Por esa razón, la entidad consideró “imprescindible” llevar a cabo “un seguimiento del alumnado reubicado en otros centros educativos”, la “planificación de programas de apoyo”, “refuerzo a medio y largo plazo para que se pueda recuperar el contenido que no se haya podido impartir”, “flexibilizar los criterios de evaluación” y que “la repetición de curso no sea una opción”.

Por último, Save the Children explicó que en este tipo de emergencias “pueden salir a la luz indicios de diferentes vulnerabilidades de los niños y niñas, como pueden ser aquellos que estén sufriendo violencia de algún tipo”.

Ante esta situación, la ONG ha puesto en marcha seis “espacios seguros y amigables para la infancia” en diferentes municipios de la zona. Estos lugares cuentan con un equipo de profesionales que ofrecen a los chavales ofrecen a los menores “apoyo emocional, físico y educativo en un entorno seguro, a la vez que están protegidos”, y “realizan actividades deportivas, creativas y también juegan”.

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Rodrigo Hernández expuso que en estos espacios “no sólo están a salvo de riesgos físicos y de cualquier tipo de violencia, también continúan su educación y se les proporciona atención psicológica para que puedan procesar sentimientos de miedo, pérdida y ansiedad en un ambiente seguro”. “Después de una tragedia como la que han vivido, en estos espacios pueden volver a ser lo que son: niños y niñas”, concluyó.


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