El 20 de enero de 2025, Azerbaiyán conmemora el XXXV aniversario del “Enero Negro”, un día que marcó un antes y un después en su historia. Este trágico episodio, ocurrido entre el 19 y el 20 de enero de 1990, simboliza no solo el sufrimiento causado por la represión soviética, sino también el despertar de una nación que se unió en defensa de su soberanía e integridad territorial.
El contexto que llevó a este fatídico suceso estuvo profundamente influido por la creciente inestabilidad en el Cáucaso Sur. La región de Nagorno-Karabaj, reconocida internacionalmente como parte de Azerbaiyán, se convirtió en el epicentro de tensiones étnicas y políticas. A finales de la década de 1980, Armenia inició una campaña de anexión que incluyó desplazamientos forzados y ataques contra la población azerbaiyana local. La inacción del gobierno soviético ante esta agresión fue vista como una traición por el pueblo azerbaiyano, que respondió con masivas protestas en Bakú y otras ciudades. Estas manifestaciones, inicialmente centradas en exigir medidas frente a la invasión armenia, evolucionaron rápidamente hacia un movimiento que clamaba por la independencia de Azerbaiyán.
En un intento de sofocar estas demandas, Moscú lanzó una operación militar que dejó una marca indeleble en la memoria de Azerbaiyán. La noche del 19 de enero de 1990, más de 35.000 soldados soviéticos ingresaron en Bakú y otras áreas, llevando a cabo una represión brutal contra la población civil. En una sola noche, 147 personas perdieron la vida, y cientos resultaron heridas. La narrativa oficial soviética intentó justificar estos actos como necesarios para restaurar el orden, pero investigaciones posteriores desmintieron estas afirmaciones, revelando la verdadera intención de silenciar las voces que exigían libertad y justicia.
El impacto del “Enero Negro” y la lucha por Karabaj
Lejos de lograr su objetivo, la intervención militar intensificó el sentimiento nacionalista y la determinación del pueblo azerbaiyano de liberarse del control soviético. En los meses posteriores, cientos de ciudadanos renunciaron al Partido Comunista, y el Soviet Supremo de la República Socialista Soviética de Azerbaiyán condenó públicamente las acciones de Moscú. Este cambio político marcó el inicio del camino hacia la independencia, que se declaró oficialmente en 1991, tras la disolución de la Unión Soviética.
Sin embargo, el fin del control soviético no significó el fin de los desafíos para Azerbaiyán. Durante casi tres décadas, Armenia mantuvo bajo ocupación la región de Nagorno-Karabaj y sus distritos circundantes, desplazando a más de 700.000 azerbaiyanos de sus tierras natales. La Segunda Guerra de Karabaj, en 2020, permitió al país recuperar gran parte de su territorio ocupado, y en 2023, con la ejecución de una operación militar, Azerbaiyán liberó el resto del territorio. El proceso de reintegración total de su soberanía culminó con la retirada de las fuerzas rusas de mantenimiento de la paz en abril del 2024.
El Callejón de los Mártires y la memoria nacional
Hoy, el Callejón de los Mártires en Bakú se erige como un símbolo de memoria y unidad. Este lugar, donde descansan muchas de las víctimas del “Enero Negro”, es visitado cada año por miles de ciudadanos que rinden homenaje a quienes dieron su vida por un Azerbaiyán libre y soberano. Los mártires ya no son recordados únicamente con tristeza, sino también con orgullo, como figuras que encarnan la resistencia y la esperanza.
Además, el memorial se ha consolidado como un lugar de recuerdo y reflexión. Este espacio invita a reflexionar sobre los costos del conflicto y las aspiraciones de paz. Las visitas a este lugar no solo honran a quienes perdieron la vida, sino que también sirven para reafirmar el compromiso de construir un futuro más estable y justo para las generaciones venideras.
Un aniversario con la mirada puesta en la estabilidad regional
El XXXV aniversario del “Enero Negro” es más que una jornada de conmemoración; es un recordatorio de los sacrificios que moldearon la historia reciente de Azerbaiyán y de los retos que la región aún enfrenta. Este día invita a reflexionar sobre los momentos que definieron el camino hacia la soberanía del país, así como sobre las lecciones que aún pueden extraerse de los conflictos del pasado.
A lo largo de estas tres décadas y media, el “Enero Negro” ha pasado de ser un símbolo de dolor a convertirse en un punto de inflexión en la memoria nacional. Aun así, este aniversario no solo invita a recordar los sacrificios que marcaron el inicio de un nuevo capítulo para el país, sino también a cavilar sobre los desafíos que aún persisten en la región. En un Cáucaso Sur donde las tensiones siguen siendo una realidad, el legado del “Enero Negro” subraya la importancia de aprender de los conflictos del pasado para evitar que estas lecciones se pierdan en las complejidades del presente.
David Martínez Calderón
Analista de Asuntos Internacionales
Ágora Diplomática
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