Inicio España La adaptación humana a climas extremos inició hace un millón de años

La adaptación humana a climas extremos inició hace un millón de años

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MADRID, 17 (SERVIMEDIA)

Un equipo internacional de investigadores, liderado por el científico de la Universidad de Calgary (Canadá) Julio Mercader, en el que colabora la investigadora de la Universidad Autónoma de Madrid (UAM) María Soto, demostró que el ‘Homo erectus’ ya poseía la capacidad de adaptarse a diferentes nichos ecológicos, incluyendo ambientes desérticos extremadamente áridos, sin cobertura vegetal y con episodios recurrentes de incendios naturales, hace un millón de años.

Según informó la UAM, esta capacidad de resiliencia y adaptación a hábitats marginales se había atribuido hasta el presente exclusivamente a especies más recientes, como el ‘Homo sapiens’. Sin embargo, este estudio revela que el género ‘Homo’ era ya una especie generalista, capaz de sobrevivir en diversos ecosistemas desde su origen.

Los resultados, publicados en ‘Communications Earth and Environment’, confirman que la plasticidad ecológica del ‘Homo erectus’ se remonta a las primeras etapas del género humano, abriendo una nueva ventana al comportamiento humano que podría ayudar a entender mejor las capacidades de adaptación y los factores que facilitaron la migración, colonización y supervivencia en nuevos hábitats.

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Unas nuevas excavaciones en el yacimiento de Engaji Nanyori, anteriormente conocido como ‘Juma’s Korongo’ (JK), un lugar previamente estudiado por reconocidas arqueólogas como Mary Leakey y Maxine Kleindienst, recuperaron materiales y datos que fueron analizados desde una perspectiva transdisciplinar. Estos estudios incluyeron dataciones, análisis tecnológicos, marcadores moleculares, análisis isotópicos, geoquímica, tafonomía, taxonomía y técnicas de reconstrucción paleoambiental, como el análisis de pólenes y fitolitos.

Los resultados obtenidos en la Garganta de Olduvai, una región clave para el estudio de la evolución humana, confirmaron la existencia de un ambiente desértico e hiperárido, con episodios reiterados de sequía, un hábitat tradicionalmente considerado marginal para el ser humano.

A pesar de ello, ‘Homo erectus’ logró sobrevivir utilizando los cursos fluviales, como ríos y meandros de baja energía, donde desarrollaban sus actividades cotidianas, tal como lo demuestran las herramientas líticas y los restos de fauna procesada y consumida por estos homínidos.


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