MADRID, 16 (EUROPA PRESS)
El Fondo Monetario Internacional (FMI) ha indicado este miércoles que la reciente crisis inflacionista apunta a que cuando los cuellos de botella en la cadena de suministro son generalizados y coinciden con una alta demanda, la inflación se disparará, si bien un endurecimiento de la política monetaria podrá controlarla con rapidez y con un coste “limitado” para el PIB.
En la publicación de lo que se conoce como ‘Capítulo 2’ del FMI sobre lecciones aprendidas durante la crisis del coste de la vida, el organismo ha confirmado la idea de que si las dificultades en el suministro se circunscriben solo a ciertos sectores, como el de materias primas, será “apropiado” adoptar medidas quirúrgicas en las áreas afectadas por una inflación pertinaz.
“Reaccionar enérgicamente a la flexibilidad de los precios de las materias primas cuando las limitaciones de la oferta solo existen en esos sectores reduce rápidamente la inflación, pero entraña el riesgo de provocar una recesión más tarde. Por el contrario, atacar unos precios pegajosos da lugar a una desinflación más gradual y una evolución del PIB más suave”, ha abundado el informe.
El organismo dirigido por Kristalina Georgieva ha manifestado que un ajuste monetario a escala global puede ser “más eficaz” que la aplicada por países a título individual, ya que puede disminuir el precio de las mercancías comercializables, especialmente el de las ‘commodities’.
El FMI ha recordado que durante el confinamiento pandémico aumentó la demanda de bienes, como los no perecederos, mientras que con la reapertura lo hizo la de servicios, como los transportes.
“Estos cambios de la demanda se produjeron en un contexto de interrupciones de la oferta y de estímulos fiscales y monetarios sin precedentes. Posteriormente, la guerra de Ucrania provocó picos en los precios de las materias primas”, ha elaborado.
Los datos recabados por el organismo multilateral indican que el trasvase de las presiones de precios de sectores electrointensivos o con “precios flexibles” hacia la inflación subyacente, así como la “profundización de la relación inflación-recursos ociosos”, o curva de Phillips, estuvieron detrás de la crisis de inflación.
La curva de Phillips postula que existe una relación negativa entre el desempleo y el crecimiento de los salarios, lo que, indirectamente, impacta sobre la inflación. A efectos prácticos, de haber más paro, habría una inflación más baja fruto de un menor consumo, y viceversa.
Sin embargo, el FMI ha indicado que hay “pocas pruebas” que atestigüen que la inflación fue impulsada por la fortaleza del mercado laboral en la mayor parte de los países, con la posible excepción de los Estados Unidos.
Además, ha constatado que la inflación repuntó más de lo esperado cuando el desempleo cayó con la reactivación económica postpandémica, si bien también la desinflación ha conllevado una menor destrucción de empleo de lo anticipado. No obstante, los salarios no se dispararon en la misma medida que los precios.
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