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El representante papal vuelve a Moscú para seguir con la labor humanitaria en favor de los niños ucranianos deportados

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ROMA, 14 (EUROPA PRESS)

El enviado especial del Papa, el presidente de la Conferencia Episcopal Italiano (CEI), el cardenal Matteo Zuppi, ha regresado este lunes a Moscú (Rusia) para continuar con la misión humanitaria que trata de hacer volver a Ucrania a los niños deportados a la fuerza a ese país por el ejército ruso.

Según han informado medios italianos como ‘Il Messaggero’ o ‘La Republica’, se trata de un nuevo viaje que se enmarca en la misión de paz para Ucrania encargada por Francisco, después del de junio de 2023, cuando el arzobispo italiano también viajó a Rusia.

En ese viaje se reunió con el consejero diplomático del Kremlin, Yuri Ushakov, y con Maria Lvova-Belova, responsable de la infancia, que muchos analistas consideran la verdadera artífice de las deportaciones forzosas de niños ucranianos a territorio ruso. También se reunió con el patriarca Kirill, aunque no fue recibido ni por Vladimir Putin ni por el canciller Serguei Lavrov.

La visita de esta semana todavía no ha sido confirmada oficialmente por el Vaticano y, por tanto, no se conocen mucho más detalles de su agenda.

La cita se produce tres días después de que el Papa haya recibido al presidente de Ucrania, Volodímir Zelenski, en el Vaticano en el marco de la gira europea que el mandatario ucraniano realizó para solicitar más ayuda a los líderes de Reino Unido, Francia, Alemania e Italia para hacer frente a la invasión rusa.

El presidente ucraniano explicó después de la audiencia privada que pidió el apoyo diplomático de la Santa Sede para devolver a los ucranianos detenidos y ahora bajo el cautiverio de Moscú. “La cuestión de repatriación de nuestros compatriotas estuvo en el núcleo de mi encuentro con el papa Francisco. Contamos con la ayuda de la Santa Sede para ayudar a repatriar a los ucranianos capturados por Rusia”, escribió Zelenski en X.

El Vaticano tuvo un papel clave en la liberación este 2024 de dos curas de la Iglesia grecocatólica de Ucrania que fueron apresados por Rusia y ejerció una labor de mediación que fue valorada muy positivamente por Kiev. En este sentido, en mayo, Francisco pidió precisamente un intercambio generalizado de todos los prisioneros entre Rusia y Ucrania, y recordó “la disposición de la Santa Sede para favorecer todos los esfuerzos en este sentido”.

Según el comunicado difundido por la Santa Sede, las conversaciones entre Francisco y Zelenski estuvieron dedicadas a “el estado de la guerra y en la situación humanitaria en Ucrania, así como en las vías que podrían poner fin y conducir hacia una paz justa y estable en el país”.

Ha sido la tercera vez que el pontífice ha recibido al presidente ucraniano desde 2020 y la segunda desde que estalló el conflicto. La última reunión bilateral en el Vaticano fue el 13 de mayo del 2023 y despertó una gran expectación, ya que se esperaba que pudiera abrir la puerta a una negociación entre Kiev y Moscú con el Vaticano como mediador: poco antes de la encuentro, el Papa había confirmado una misión de paz liderada por la Santa Sede. Sin embargo, todos los esfuerzos por frenar el conflicto y alcanzar una tregua emprendida hasta ahora por el Vaticano –de los que no han trascendido detalles– han fracasado.

El Papa encomendó al cardenal Matteo Zuppi esta misión de paz en el mes de mayo. A principios de junio, viajó a Kiev donde fue recibido por Volodímir Zelenski. A finales de ese mismo mes, visitó Moscú y en julio fue a Washington, donde departió con el presidente de los Estados Unidos, Joe Biden.

Francisco fue preguntado por esta misión y por la mediación para lograr el retorno de los menores, durante el vuelo de vuelta de Hungría del 28 al 30 de abril del año pasado y confirmó que la mediación del Vaticano. “La Santa Sede ha actuado como intermediaria en algunas situaciones de intercambio de prisioneros y a través de la embajada fue bien, creo que esto también puede ir bien. Es importante. La Santa Sede está dispuesta a hacerlo porque es justo, es una cosa justa y hay que ayudar, para que esto no sea un casus belli, sino un caso humano. Es un problema de humanidad antes que un problema de un botín de guerra o de una transferencia de guerra. Debemos hacer todo lo humanamente posible”, dijo entonces.


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