Halevi afirma que el suceso es “grave” y destaca que los militares “siguen luchando y entrenando” para próximas batallas
MADRID, 14 (EUROPA PRESS)
El jefe del Ejército de Israel, Herzi Halevi, ha descrito este lunes como “grave” y “doloroso” el ataque con dron ejecutado el domingo por el partido-milicia chií Hezbolá contra una base militar en Binyamina, entre Haifa y Tel Aviv, suceso que se saldó con cuatro soldados muertos y alrededor de 60 heridos.
“Estamos en guerra y un ataque contra una base de entrenamiento en la retaguardia es algo grave y con resultados dolorosos”, ha dicho Halevi durante una visita a las instalaciones. “Actuaron bien al atender y evacuar a los heridos”, ha subrayado.
“Seguimos luchando y entrenando para las próximas (batallas)”, ha sostenido Halevi, quien ha ensalzado que la Brigada Golani, afectada por el ataque, “ha logrado muchos éxitos en la guerra y ha hecho frente a situaciones difíciles con coraje”.
El Ejército de Israel ha identificado este mismo lunes a los cuatro militares muertos en el ataque, todos ellos de 19 años y con el rango de sargento. Así, ha dicho que se trata de Omri Tamari, Yosef Hieb, Yoav Agmon y Alon Amitay.
El portavoz de las Fuerzas Armadas israelíes, Daniel Hagari, ha indicado en las últimas horas que entre los heridos hay siete en estado grave, por lo que no se descarta que el balance de fallecidos pueda aumentar en las próximas horas, mientras que Hezbolá ha subrayado que el ataque es “una pequeña parte de lo que le espera” al Ejército israelí “si decide continuar con su agresión”.
Las hostilidades entre Israel y Hezbolá se desataron hace ya poco más de un año cuando la milicia lanzó proyectiles contra territorio israelí en solidaridad con la causa palestina y después de que Hamás hubiera atacado a Israel, dejando casi 1.200 muertos y 240 rehenes, lo que motivó la cruenta respuesta israelí, que deja ya más de 42.200 muertos en la Franja de Gaza y cerca de 750 en Cisjordania y Jerusalén Este.
El Ejército israelí desencadenó el 1 de octubre una nueva invasión de Líbano tras cerca de un año de enfrentamientos en la frontera, que describe como una operación “selectiva y limitada” contra “objetivos terroristas e infraestructuras” de Hezbolá. La ofensiva fue lanzada tras cerca de dos semanas de ataques intensificados y ha ido en paralelo con un recrudecimiento de los bombardeos contra la capital, Beirut, y otras zonas del país.
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