Inicio España Algunos leones comían humanos en Kenia a finales del siglo XIX

Algunos leones comían humanos en Kenia a finales del siglo XIX

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MADRID, 11 (SERVIMEDIA)

Un equipo de investigadores ha descubierto que algunos leones de Kenia se alimentaban de una variedad de especies, como humanos, jirafas y ñus, en la década de 1890.

Así aparece explicado en un artículo publicado este viernes en la revista ‘Current Biology’. El trabajo se basó en la secuenciación de ADN de pelos extraídos cuidadosamente de los dientes rotos de dos ejemplares de león fosilizados que se encuentran en el museo de Tsavo (Kenia).

En 1898, dos leones macho aterrorizaron un campamento de constructores que trabajaban en puentes para sortear el río Tsavo con el fin de instalar vías de ferrocarril entre Kenia y Uganda a finales de la última década del siglo XIX. Eran enormes y no tenían melena, y llegaron al lugar por la noche, asaltaron las tiendas y se llevaron a sus víctimas.

Esos ‘devoradores de hombres’ de Tsavo mataron al menos a 28 personas antes de que el teniente coronel John Henry Patterson, ingeniero civil del proyecto, los matara a tiros.

Patterson vendió los restos de los leones al Museo Field de Historia Natural de Chicago (Estados Unidos) en 1925.

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“A medida que avanzan las biotecnologías, aparecen fuentes inesperadas de conocimiento, en este caso la genómica, que se pueden utilizar para informar sobre el pasado”, afirma Ripan Malhi, de la Universidad de Illinois en Urbana-Champaign (Estados Unidos).

Alida de Flamingh, también de la Universidad de Illinois en Urbana-Champaign, apostilla: “Nuestro análisis mostró que los leones históricos de Tsavo cazaban jirafas, humanos, órix, antílopes acuáticos, ñus y cebras, y también identificamos pelos que se originaron en leones”.

MICROSCOPÍA

Tom Gnoske, del Museo Field de Historia Natural de Chicago, fue el primero en considerar la posibilidad de reconstruir la dieta de estos leones históricos utilizando pelos de presa de sus cráneos.

Con la ayuda de colaboradores en Kenia, comenzó a identificar los pelos mediante microscopía. Mientras realizaban investigaciones sobre el ADN antiguo de otros animales en el Museo Field, el equipo de la Universidad de Illinois tuvo la idea de añadir la genómica como un enfoque complementario al estudio de esos pelos compactados.

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Los leones de Tsavo analizados tenían lesiones dentales, incluidos colmillos parcialmente rotos que dejaban al descubierto cavidades donde se había acumulado pelo de sus presas con el tiempo.

De esas cavidades dentales, los investigadores extrajeron ADN de tallos de pelo individuales y pequeños grupos de fragmentos de pelo.

Si bien el ADN de esas muestras se degradó de maneras típicas del ADN histórico o antiguo, pudieron volver a unir una cantidad suficiente en algunas de las muestras para identificar la especie de la que se originó el pelo.

Finalmente, identificaron seis especies de presas, entre ellas jirafas, humanos, órix, antílopes acuáticos, ñus y cebras.

Los datos de ADN redujeron la muestra de jirafas a una subespecie de jirafa Masai del sudeste de Kenia. Los investigadores también encontraron ADN de león de Tsavo que coincidía más estrechamente con otros leones de África oriental de Kenia y Tanzania.

ÑUS SÍ Y BÚFALOS NO

Los investigadores indican que lo que más les sorprendió fue encontrar pelo de ñu, lo que plantea interrogantes sobre su distribución en el pasado. “Esto sugiere que los leones de Tsavo podrían haber viajado más lejos de lo que se creía anteriormente, o que los ñus estaban presentes en la región de Tsavo durante esa época”, apunta De Flamingh.

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La ausencia de ADN de búfalo y la presencia de un solo pelo de esa especie fue sorprendente, según De Flamingh, quien subraya: “Sabemos por lo que comen hoy los leones de Tsavo que el búfalo es la presa preferida”.

“El coronel Patterson mantuvo un diario de campo escrito a mano durante su estancia en Tsavo”, recalca Kerbis Peterhans, profesor de la Universidad Roosevelt y conservador adjunto del Museo Field, que agrega: “Pero nunca registró haber visto búfalos ni ganado autóctono en su diario”.

En esa época, las poblaciones de ganado vacuno y de búfalos en esta parte de África estaban devastadas por la peste bovina, una enfermedad viral altamente contagiosa traída a África desde la India a principios de la década de 1880, según Peterhans, que concluye: “Prácticamente acabó con el ganado y sus parientes salvajes, incluido el búfalo africano”.


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