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La trombosis venosa profunda es la tercera causa de muerte cardiovascular

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MADRID, 11 (SERVIMEDIA)

La trombosis venosa profunda (TVP) o formación de coágulos de sangre en las venas profundas de la extremidad inferior, y su consecuencia más grave, el embolismo pulmonar, constituyen la tercera causa de muerte cardiovascular, según la Sociedad Española de Radiología Vascular e Intervencionista (Servei).

Con motivo de la celebración el 13 de octubre del Día Mundial de la Trombosis, Servei explicó que la TVP consiste en la formación de coágulos de sangre (trombos) en las venas profundas de la extremidad inferior (vena femoral, vena poplítea o vena iliaca), aunque con menos frecuencia también puede afectar a las venas del cuello (yugular), de la extremidad superior (vena axilar, subclavia o basílica) o del abdomen o la pelvis.

La incidencia de un primer caso de trombosis venosa profunda de miembros inferiores se sitúa entre los 50 y 100 casos por 100.000 habitantes al año. Además, la TVP junto con el embolismo pulmonar (conocidas como enfermedad tromboembólica) constituyen la tercera causa de muerte cardiovascular, solo superadas por el infarto de miocardio y el ictus.

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Se estima que uno de cada 100 pacientes con trombosis venosa profunda muere. Y en los casos más graves, las tasas de mortalidad y amputación de miembros pueden superar el 40%.

Entre las personas con más predisposición a sufrirla se encontrarían aquellas que tuvieron una inmovilización prolongada (por ejemplo, un encamamiento durante una hospitalización o tras un ictus), las que se sometieron a una cirugía o aquellas que padecieron un traumatismo.

FACTORES DE RIESGO

Asimismo, la trombosis venosa profunda también se produce con más asiduidad en pacientes con cáncer, enfermedades autoinmunes y algunas enfermedades sanguíneas.

En este sentido, el especialista de la Unidad de Radiología Vascular e Intervencionista del Hospital Universitario Ramón y Cajal de Madrid y miembro de Servei, el doctor Jorge Cobos, destacó que “la obstrucción de las venas en miembros inferiores habitualmente produce inflamación, dolor y calor en la zona afectada”.

Según el especialista, el diagnóstico precoz es fundamental, ya que si la obstrucción es más extensa, “el trombo puede llegar a producir una congestión masiva de la extremidad, gangrenándola, y los coágulos pueden desplazarse y taponar el pulmón, lo que se denomina embolismo pulmonar”.

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El tratamiento estándar y de eficacia probada que se aplica a todos los pacientes con trombosis venosa profunda son los fármacos anticoagulantes (como la heparina subcutánea, el sintrom o los nuevos anticoagulantes orales).

PAPEL DEL RADIÓLOGO VASCULAR

Estos actúan disolviendo el coágulo sanguíneo, de forma que previenen la progresión y formación de más coágulos en las piernas, y el desarrollo de embolia pulmonar, que es la consecuencia más grave de la enfermedad.

“El papel de los radiólogos vasculares e intervencionistas es fundamental en los casos más graves durante la fase aguda de la trombosis aspirando o deshaciendo los trombos con fármacos, restituyendo la circulación y evitando complicaciones”, aseguró el doctor Cobos.

Por ejemplo, en el caso de pacientes con TVP extensa que afecte a las venas iliacas o a la vena cava, así como en aquellos pacientes con contraindicación para tomar fármacos anticoagulantes o cuando estos no son efectivos, una alternativa es la trombólisis con catéter.

Ésta consiste en la inserción un catéter, mediante el uso de rayos X, en la vena de la pierna o del brazo, que se dirige hasta el sitio exacto en el que se encuentra el trombo.

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Una vez allí, a través del catéter, se inyecta en el trombo una medicación específica para disolver el coágulo e, incluso, aspirarlo y extraerlo. Incluso en aquellos pacientes que no pueden recibir o no responden a los fármacos anticoagulantes, los radiólogos vasculares pueden implantar un filtro de vena cava, que consiste en la inserción por punción de una vena periférica, y mediante rayos X de una especie de stent con forma de paraguas que permite el paso de la sangre pero impide el paso de los trombos hacia el pulmón.


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