Educación, elemento clave contra la violencia sexual: “Ayudar a nuestros menores a ser personas afectívamente más ricas”
LOGROÑO, 4 (EUROPA PRESS)
El director e impulsor de la asociación ‘Dale Una Vuelta’, Jorge Gutiérrez, ha señalado cómo el uso de la pornografía se encuentra detrás de los casos de violencia sexual entre menores.
Gutiérrez ha participado, en la mañana de hoy, en la jornada ‘Hay Vida más allá del porno: menores, juventud y la adicción a la pornografía’, que se ha celebrado en el Instituto de Enseñanzas Secundarias Práxedes Mateo Sagasta.
Junto a ella, han participado el viceconsejero de Salud y Políticas Sociosanitarias, Jose Antonio Oteo; así como la profesora del Grado en Psicología e investigadora, Gemma Mestre-Bach.
La jornada, ha explicado Oteo en declaraciones a los medios de comunicación, nace de la sensibilidad del Gobierno de La Rioja a uno de los “grandes problemas”, como es la violencia sexual.
Y es que, ha dicho, “el consumo de pornografía en edades tempranas está incrementándose y es una de las causas que provocan la violencia sexual”.
En esta línea, Gutiérrez ha señalado cómo la Fiscalía General de Menores ha dicho, en sus memorias de los últimos años, que “este aumento de la agresividad sexual, de las manadas o de las violaciones entre menores, tiene un común denominador, que es la pornografía”.
“A lo mejor no es la causa principal, pero desde luego está detrás de esos comportamientos”, ha señalado indicado que la pornografía “facilita, normaliza la agresividad”.
Oteo ha apuntado que el consumo de pornografía en edades tempranas comienza a los 8-10 años y está incrementándose. “Parece que hasta el cincuenta por ciento de los adolescentes y incluso en edades infantiles tienen acceso a la pornografía en las encuestas que se han hecho”.
A este respecto, ha apuntado que “es muy fácil tener acceso a la pornografía. Sólo tienes que darle al dedo en el teléfono y te puedes encontrar las imágenes de pornografía”.
Ante esta situación, Mestre-Bach ha apuntado a la necesidad de prevenir desde distintos ámbitos, empezando por la regulación pero, también, desde las escuelas y las familias.
EDUCACIÓN: “PERSONAS AFECTÍVAMENTE MÁS RICAS”
“Hay que empezar a hacer programas de educación afectivo sexual desde que son muy pequeñitos, pero no solamente en pornografía, sino en educación digital en general”, ha relatado Mestre-Bach, investigadora principal del Grupo de Investigación en Adicciones Comportamentales de UNIR.
Así, ha explicado, “hay muchos riesgos en el entorno digital y los tenemos que educar ya desde pequeños para que tengan una visión más crítica de todo este tipo de contenidos””.
Una manera “clave” de abordarlo, ha entendido Gutiérrez, “es en el entorno familiar”, así como “en el entorno educativo”. “Hablar, escuchar y afrontar las cosas desde la más tierna infancia sobre temas de sexualidad”.
Ha creído “importante que no nos quedemos en el consumo precoz de pornografía” sino que, también, vayamos al “tema de fondo”.
Se trata de “educar mejor, no solamente en temas de educación afectiva o sexual, sino educación en general, de ayudar a nuestros menores, a nuestros hijos, a nuestras hijas, a ser personas afectivamente más ricas y más, en ese sentido, como más completas”.
En cuanto a si existe un perfil más vulnerable, ha indicado que “el hecho de ser más impulsivo, el hecho de tener más problemas para regular las emociones” aumenta el riesgo.
Así, “personas y, sobre todo, menores que no saben cómo regular emociones muy intensas y muy negativas suelen recurrir a la pornografía como evasión y como una herramienta disfuncional de regulación emocional”.
Ha relatado cómo “hay que diferenciar muy bien entre lo que es el primer acceso voluntario del involuntario” porque “los primeros accesos suelen ser involuntarios, accidentales”.
El menor está consumiendo otro tipo de contenidos en Internet y, de repente, le aparece contenido sexualmente explícito. Esto suele ocurrir alrededor de los ocho años, por lo que indican los primeros estudios.
El consumo ya más voluntario es a edad un poco más avanzada, “pero tampoco tanto” y, para esta investigadora, “necesitamos más investigación sobre cómo impactan estos consumos en el desarrollo de la vida sexual de los adolescentes y su desarrollo en general”.
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