El estudio plantea que la diversidad real debe ser “muy superior” a la conocida actualmente en las zonas tropicales poco exploradas
SANTIAGO DE COMPOSTELA, 4 (EUROPA PRESS)
El Instituto de Investigaciones Marinas (IIM), a raíz de la incorporación de David R. Vieites al grupo Inmare, desarrolla investigaciones acerca de la diversidad de anfibios en Madagascar, y, tal y como ha destacado la entidad, “ha puesto de relieve la posibilidad de que sea el doble de la reconocida actualmente”.
Los detalles de la investigación, financiada parcialmente por la Agencia Estatal de Investigación, se publican en la revista ‘Diversity and Distributions’ en el artículo ‘A race against extinction: The challenge to overcome the Linnean amphibian shortfall in tropical biodiversity hotspots’, autoría de David R. Vieites y Albert Carné, ambos vinculados previamente al Museo Nacional de Ciencias Naturales y en la actualidad al IIM.
“Madagascar es uno de los países con mayor biodiversidad del planeta. Por ello, se ha seleccionado para abordar, a través de esta investigación, la urgente necesidad de explorar y documentar la biodiversidad, particularmente en los puntos calientes de biodiversidad tropical”, explican.
Para ello, los investigadores han analizado todos los datos genéticos disponibles para las especies de ranas de Madagascar, incluyendo especimenes no estudiados taxonómicamente, con el fin último de caracterizar la diversidad de anfibios en la isla.
Así, según ha detallado el CSIC en una nota de prensa, se permitió la identificación de nuevas especies candidatas que genéticamente son muy divergentes de las ya descritas.
“En Madagascar hay 413 especies de ranas descritas, y nosotros hemos identificado 408 linajes divergentes entre los cuales hay 310 especies candidatas nuevas pendientes de una revisión taxonómica”, destaca David Vieites, que ha detallado que se consideran especies candidatas aquellas que “son muy divergentes genéticamente a las ya descritas y que pueden presentar diferencias de morfología y canto que las distinguen.
Tras esa caracterización, ha añadido, es necesaria una revisión taxonómica para describirlas como especies oficialmente.
De este modo, estas especies candidatas previamente no evaluadas sugieren que la riqueza de especies de anfibios podría ser casi el doble de las estimaciones actuales.
“Aún estamos muy lejos de saber con cuántas especies compartimos el planeta, pero sabemos que la mayoría de ellas todavía no han sido descritas y, lamentablemente, enfrentan a un futuro poco prometedor” afirma Albert Carné, que está realizando un doctorado industrial sobre la diversidad de Madagascar mediante una colaboración entre la empresa Science and Business y el CSIC.
ZONAS “POCO EXPLORADAS”
En esta línea, el CSIC ha expuesto que los resultados de este estudio plantean que la diversidad real debe ser “muy superior” a la conocida actualmente en todas las zonas tropicales poco exploradas.
“Si en un grupo de vertebrados como los anfibios, que son vertebrados vistosos y bien estudiados, la diversidad es el doble de la reconocida, en grupos menos estudiados como invertebrados o plantas la diferencia puede ser de mayor magnitud”, apunta Vieites.
Por su parte, Carné relata que “muchas de las especies nuevas candidatas identificadas se encontraron en áreas ya exploradas, quedando todavía mucha selva virgen que nunca ha sido estudiada”. “¿Qué ocurrirá en aquellas zonas tropicales del mundo que están siendo destruidas y de las cuales apenas sabemos nada? ¿Cuántas especies vamos a perder sin ni siquiera haber documentado su existencia?”, cuestiona.
En este contexto, el estudio hace un llamamiento a intensificar los esfuerzos de conservación considerando esta nueva diversidad y la necesidad de una mayor exploración en regiones tropicales menos estudiadas.
“Madagascar es un ejemplo de lo que está pasando en todo el planeta: las regiones más ricas en especies son las que más destrucción de hábitat están sufriendo, como también ocurre en el Amazonas o África central, con la lógica pérdida de biodiversidad. Muchas de las especies de las que extraemos compuestos que se usan en medicina o biotecnología provienen de estas regiones”, concluyen los investigadores.
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