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Greenpeace pide a España que reduzca un millón de hectáreas de regadío para adaptarlo a la disponibilidad de agua

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La organización, ante el cierre del año hidrológico, asegura que la “crisis del agua se soluciona cuando hay agua”

MADRID, 30 (EUROPA PRESS)

Greenpeace considera que España debería reducir en un millón el número de hectáreas destinadas a regadío hasta 2040 para adaptarse a la disponibilida de agua en el futuro, como se desprende del informe ‘¿Cuánto podremos regar? Análisis del agua disponible en una España con cambio climático’, presentado este lunes por la organización.

En el documento, se cuantifica el impacto que tendrá la reducción prevista de disponibilidad de agua en los próximos años (2030-2100) sobre el campo, teniendo en cuenta las previsiones meteorológicas y de aumento de la demanda, detalladas en el tercer ciclo de planificación hidrológica (hasta 2027).

Según datos de la organización, España cuenta con 3.975.000 hectáreas de regadío. En la actualidad “ha seguido aumentado sus regadíos hasta 2022 y propone, a corto plazo, seguir aumentándolos, como se observa en los diferentes planes hidrológicos de cuenca”. Sin embargo, el documento precisa que la estrategia de lucha contra la desertificación y todos los modelos climáticos para el futuro señalan que cada vez “habrá menos recursos disponibles, más sequías y más frecuentes y, paradójicamente, más inundaciones”.

Asimismo, Greenpeace vaticina que aumentarán “los conflictos por el agua entre agricultura e hidroeléctricas, el uso urbano y el recreativo o los caudales ecológicos de los ríos y los ecosistemas acuáticos, que hasta ahora no se incluían en la ecuación. Pero también entre comunidades autónomas y, en el futuro, entre comarcas o ciudades, por los aumentos de demandas y la disminución del recurso disponible”.

Ha reconocido, no obstante, que el año hidrológico 2023-24 se cierra con cifras mejores que el anterior, con los embalses al 47.92%. Sin embargo, considera que “es un dato ascendente puntual en medio de una tendencia descendente. Y cualquier persona sensata entiende lo que eso significa”. “En vez de celebrar, hay que trabajar: la crisis del agua se soluciona cuando hay agua porque, cuando falte, será tarde. Y la solución pasa por el regadío -sobre todo el intensivo-, que se está llevando el 80% del agua”, ha explicado el responsable de la campaña de Agua en Greenpeace, Julio Barea.

La organización precisa que “el regadío no es malo”, pero entinden que si “hay a menos disponibilidad de agua, hay que reducir demanda. Y hay que hacerlo bien para que los pequeños y medianos agricultores no se vean sin futuro, señalando a quienes acaparan aguas y tierras para la agricultura intensiva”.

En este sentido, ha recordado los datos del CEDEX (Centro de Estudios y Experimentación de Obras Públicas), según los cuales se esperan unas reducciones moderadas de precipitación en el primer tercio del siglo XXI, que se harán mucho más intensas de ahí en adelante. Los datos futuros no se pueden predecir exactamente, por lo que elaboran dos modelos de hipótesis: la 4.5, que es la optimista y asume un momento máximo de emisiones de gases de efecto invernadero para 2040, previendo que disminuirán después, y la 8.5, más pesimista, que asume que las emisiones continuarán aumentando durante todo el siglo XXI.

Asimismo, el incremento de la temperatura conlleva un incremento de la evapotranspiración (ETP) y se espera un fuerte aumento de ETP para mediados del siglo XXI, con incrementos cercanos al 10% en las cuencas más extensas, que en el último tercio del siglo seguirán aumentando, acercándose al 20%.

Por todo lo anterior, según los datos publicado, “tendremos entre un 4,04% y un 6,88% menos de agua de aquí al año 2040 (previsiones más a futuro introducen ya muchas incertidumbres en los cálculos) y, aún así, paradójicamente, las demandas previstas por los planes de cuenca de tercer ciclo arrojan más de 4.000 hm3 de exceso, ya de entrada”.

Y todo eso, según la organización, “sin tener en cuenta otras variables que agravan, como es el regadío ilegal no contabilizado (cerca de un millón de pozos ilegales) y que buena parte del riego lo se pierde en exportación, en desperdicio alimentario, en excedente agrario, en macrogranjas”

PROPUESTA DE REDUCCIÓN DE GREENPEACE

Por ello, Greenpeace considera que España ya tiene una presión de demanda de agua “insostenible”, que hace necesaria “rebajarla”, reduciendo las superficies de regadíos y los volúmenes de agua usados en ellos.

Así, Greenpeace propone una reducción del 20-25% del regadío, lo que, en términos de superficie, supone una reducción de entre 650.000 hectáreas y casi un millón hasta 2040, en base a las previsiones oficiales del cambio climático en España “y a los problemas añadidos, citados antes, y no recogidos en dicha previsión”.

“En el marco de la emergencia climática, gestionar el agua es crucial. Las cifras son claras: de seguir como hasta ahora, llegaremos a un colapso hídrico”, ha concluido Barea.

Entre las propuestas del informe figura una moratoria para nuevos regadíos intensivos, una hoja de ruta del Gobierno para la reducción de la superficie de regadío incluyendo una planificación del cambio climático, congelar la inversión en nuevos regadíos en todas las comarcas y revisión de la modernización para evitar que se usen como falsa justificación para incrementar la superficie.

También ve necesario Greenpeace revisar los destinos finales de los productos de los regadios y desligar la modernización de un incremento de la producción –el agua debe volver a la red de drenaje natural–, así como reducir de forma progresiva la cabaña ganadera en intensivo y repercutir las inversiones en eficiencia del regadio para conseguir más recursos hídricos.


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