Junts y ERC encaran sus procesos congresuales y la CUP finaliza su proceso de refundación
BARCELONA, 30 (EUROPA PRESS)
El independentismo afronta este martes el 7 aniversario del 1-O sin mayoría en el Parlament y dividido, con Junts y ERC en vísperas de sus respectivos congresos, con la CUP en la etapa final del Procés de Garbí para elegir nuevo Secretariado Nacional, y ante el nuevo ciclo político marcado por la llegada a presidencia de la Generalitat del socialista Salvador Illa.
La falta de cohesión entre formaciones y el contexto interno de cada una condicionan un aniversario del 1-O: no se han convocado acciones unitarias, aunque la ANC y CDR Catalunya han convocado una concentración a las 20 horas en la plaza de Sant Jaume.
Ante las divergencias, enmarcadas por la decisión de ERC de investir a Illa y en la necesidad de “rebajar hostilidades” con los republicanos, Junts propone en su ponencia ideológica de cara a su congreso de finales de octubre crear una entidad paraguas que aglutine partidos y sociedad civil para debatir sobre el futuro del independentismo.
En el Parlament, Junts lidera la oposición al Govern de Illa como segunda fuerza en la cámara, mientras que ERC mantiene su voluntad de negociar con el Ejecutivo en el marco del acuerdo de investidura con los socialistas.
JUNTS: “RELANZAR EL INDEPENDENTISMO”
Con la vista puesta en el congreso de los días 25, 26 y 27 de octubre en Calella (Barcelona), Junts abrirá la dirección a nuevos afiliados al eliminar el requisito de los 6 meses de militancia, con el objetivo de renovar la organización e incorporar “activos y talentos”.
Tanto Borràs como Turull han indicado que el expresidente de la Generalitat Carles Puigdemont seguirá teniendo un papel muy activo tras el congreso del partido por su “liderazgo de referencia” para el independentismo.
Asimismo, Junts se propone que el congreso sirva para recomponer el partido y “relanzar el independentismo” y no para hablar de cargos.
CUATRO CANDIDATURAS EN ERC
ERC también encara las semanas previas a su congreso, que se celebrará el 30 de noviembre, en medio de un debate marcado por la ‘estructura B’ que presuntamente promovió controvertidas campañas de comunicación, como la de los carteles difamatorios contra los hermanos Maragall y el Alzheimer.
Actualmente hay cuatro candidaturas que se disputan la futura dirección: una impulsada por el sector cercano a la actual secretaria general en funciones, Marta Rovira; otra liderada por el expresidente del partido, Oriol Junqueras; y dos listas críticas con la estrategia de pactos de los republicanos en los últimos años.
En el congreso del 30 de noviembre, los militantes deberán elegir entre una de las cuatro candidaturas: si ninguna supera el 50% de los votos el partido irá a una segunda vuelta al cabo de 15 días, en la que se enfrentarían las dos listas más votadas, según recogen los estatutos del partido.
La “renovación” es una de las constantes entre las cuatro candidaturas, aunque la expresidenta del Parlament, Carme Forcadell –militante de ERC–, avisó hace dos semanas de que las posiciones dentro del partido están, textualmente, absolutamente polarizadas, unas en contra de otras y peleadas.
EL ‘PROCÉS DE GARBÍ’ DE LA CUP
Por su parte, la CUP culminó la semana pasada su ‘Procés de Garbí’, a raíz del cual creará una secretaría general del partido y una figura de coordinación, dos nuevos perfiles con los que hasta ahora no contaba la formación.
El partido elegirá su nuevo Secretariado Nacional –la Ejecutiva que debe estar formada por entre 9 y 15 personas– y más de un 50% de su militancia deberá avalarla para que sea escogida en una elección telemática que se celebrará del 6 al 8 de octubre.
El nuevo Secretariado Nacional por primera vez ampliará su mandato de dos a cuatro años, después de que así lo haya decidido la formación tras su reorganización en el denominado ‘Procés de Garbí’.
En su carta de presentación, los 15 integrantes de la única candidatura reconocen que el momento político actual “es de desencanto” y que la CUP no ha obtenido los resultados electorales deseados, por lo que la organización no pasa por su mejor momento, textualmente.
La CUP priorizará una acción política desde tres vertientes: “A través de la batalla por la hegemonía, la consecución de conquistas y la generación de conflictos”, según recoge su ponencia política.
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