Se compone de ‘Caliza’ y una de sus conocidas guías de descampados, centrada en la gravera abandonada de Pinar de Jalón
VALLADOLID, 27 (EUROPA PRESS)
La artista Lara Almarcegui (Zaragoza, 1972), residente en Róterdam, reflexiona sobre el concepto del territorio en el pensamiento y la creación plástica en la actualidad, así como el papel de la materialidad en la arquitectura en el ámbito medioambiental y el lugar que ocupa en el esquema cultural de las ciudades en la exposición ‘Gravas y arenas’, que se podrá visitar en el Museo Patio Herreriano de Valladolid desde este sábado, 28 de septiembre, y hasta el próximo 9 de marzo.
La muestra coincide con algunas de las cuestiones que han definido el programa del centro museístico en los últimos años, fundamentalmente con aquellas relacionadas con la mirada crítica al concepto de territorio, según ha puesto de manifiesto la artista durante la rueda de prensa de presentación de la exposición, en la que ha estado acompañada por el director del Patio Herreriano, Javier Hontoria.
Almarcegui ha realizado proyectos que se detienen ante los procesos de extracción que exige la construcción y ante los impactos directos e indirectos de dichas acciones en el terreno. La exhibición puede verse en lsa plantas baja y primera del museo y ofrece diferentes maneras de posicionarse críticamente ante las consecuencias de la construcción y la cantidad de material que toda acción arquitectónica precisa.
Durante su estancia en Valladolid, la zaragozana ha analizado el tipo de sedimentos creado por el paso de los ríos, que depositan gravas y arenas en los alrededores de la ciudad y ha estudiado el material geológico del que la ciudad se ha servido históricamente para construir sus edificios más emblemáticos.
Así, la artista ha explicado que diferentes temporalidades en la construcción han sido, por tanto, examinadas, siempre desde una “urgente reconsideración de los modelos imperantes en todo lo relacionado con la arquitectura y sus métodos”. Al hilo, ha detallado que ‘Gravas y arenas’ está compuesta por dos proyectos realizados en el entorno de la capital vallisoletana, como son ‘Caliza’ –instalado en la Capilla de los Condes de Fuensaldaña– y otro que comprende una de sus conocidas guías de descampados, centrada en este caso en el de la gravera abandonada de Pinar de Jalón.
A estos trabajos inéditos se suma un conjunto de proyectos anteriores que pulsan el origen de la materia y también las consecuencias de la construcción y que contribuyen a dar mayor contexto al trabajo de la artista.
COTIDIANEIDAD DE LA VIDA
El trabajo realizado en la capilla, ‘Caliza’ (2024), se refiere al origen geológico de la arquitectura. Denominada Caliza del Páramo, es una piedra que tiene entre cinco y nueve millones de años y la instalación que se puede visitar en el Museo Patio Herreriano de Valladolid es el resultado de una práctica “muy habitual” de Lara Almarcegui: frenar el ritmo de producción de una cantera.
Con este método, la artista obtiene un conjunto de grandes bloques de piedra caliza que, en circunstancias normales, tendría múltiples salidas comerciales, como baldosas para los suelos del propio centro museístico, por ejemplo. De esta manera, durante el tiempo que estos bloques estén expuestos no podrán dedicarse a este u otros fines, lo que supondrá una suspensión de la cadencia productiva habitual de la cantera.
En la sala 9, por su parte, contigua a la capilla, un vídeo documenta una acción reciente de la artista, que paraliza por un día la producción de una gravera en La Planta del Corb, complejo industrial operado por Sorigé junto a la ciudad de Balaguer, cerca de Lérida.
A este respecto, la artista ha remarcado que es “flagrante el extrañamiento que la suspensión de la actividad produce en quien observa”. Además, al proponer la artista una jornada de puertas abiertas con público recorriendo la gravera, se propone una nueva relación con un lugar que, por inaccesible, resulta “insólito y desconcertarte en igual medida”.
En la sala 1, ya en la primera planta, un conjunto de trabajos sobre descampados muestran cómo desde muy pronto Almarcegui cuestionó los desarrollos urbanísticos que potencialmente afectaban a la historia de determinados barrios y a la cotidianeidad de sus vecinos. Esta circunstancia es visible en la acción realizada en el mercado de Gros, en San Sebastián, el cual antes de ser demolido fue objeto de un trabajo de restauración que tuvo tanto de ejercicio de resistencia como de reivindicación de lo no siempre productivo.
DERECHOS MINERALES
Durante su intervención en la presentación de esta exposición, Lara Almarcegui ha explicado que desde hace un tiempo ha trabajado en la gestión y negociación de contratos de derechos minerales, en los que autoridades mineras dan permiso de explorar yacimientos de hierro.
Son proyectos, ha profundizado la artista, que también tienen relación con los descampados que preservaba y que avanzan en la reflexión sobre el origen de materiales de construcción, como el hormigón.
Y es que Almarcegui no actúa sobre los descampados que protege ni sobre los minerales cuyos derechos obtiene, ya que el objetivo es conseguir los derechos para bloquearlos con el fin de reflexionar lo que se encuentra debajo de nuestros pies.
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