MADRID, 26 (EUROPA PRESS)
Un grupo de investigación de la Universidad Complutense de Madrid (UCM), en colaboración con una especialista del Servicio de Reumatología del Hospital Universitario Fundación Jiménez Díaz de Madrid, ha estudiado aspectos desconocidos hasta ahora sobre el desarrollo de los músculos interóseos de la mano humana, proporcionando nuevas perspectivas sobre su morfología y funcionalidad.
La comprensión detallada del desarrollo y las inserciones terminales de los músculos interóseos abre nuevas perspectivas para el tratamiento de lesiones y disfunciones de la mano. Concretamente, podría ayudar a explicar el inicio y la progresión de la artritis reumatoide.
El estudio, publicado en ‘Cells Tissues Organs’, analiza por primera vez, de forma detallada, el desarrollo de estos músculos en especímenes humanos, centrándose en sus inserciones terminales y su relación con las articulaciones metacarpofalángicas de los dedos.
“Los hallazgos revelaron que las inserciones terminales de los músculos interóseos dorsales y palmares son más complejas de lo que se suponía anteriormente. Todos estos músculos se insertan en las cápsulas de las articulaciones metacarpofalángicas de los dedos y establecen una conexión con la placa palmar y el aparato extensor. Además, algunas fibras musculares se unen a la cápsula articular a nivel del fondo de saco sinovial proximal”, explica Estela Maldonado, investigadora del Departamento de Anatomía y Embriología de la UCM y primera autora del trabajo.
Los investigadores llevaron a cabo un análisis mediante microscopía óptica convencional de secciones histológicas seriadas de varios especímenes humanos (embriones y fetos) entre la 7ª y la 14ª semana de desarrollo gestacional.
La investigación confirma que siguen un patrón de desarrollo específico, distinguiendo tres etapas críticas con cambios morfológicos, y adelantando la primera etapa antes de lo que se pensaba –semana siete–, “lo que implica un avance significativo en el conocimiento de la anatomía y funcionalidad de la mano humana”.
A partir de estos hallazgos anatómicos, los investigadores proponen una nueva hipótesis funcional. La inserción de los músculos interóseos y del músculo abductor del meñique en el fondo de saco proximal de las articulaciones metacarpofalángicas del índice al meñique podría contribuir a la tracción y tensión de la cápsula articular durante los movimientos de flexión de dicha articulación, evitando así el pinzamiento y la lesión de la membrana sinovial. Esta función protectora de la membrana sinovial ya se había observado en otras articulaciones del cuerpo humano, como en la rodilla y el codo.
“Esto se explicaría porque el estudio revela que los tendones de los músculos interóseos y la cápsula articular de las articulaciones metacarpofalángicas comparten un origen embriológico común, y se sabe que estas son estructuras diana en el inicio de la enfermedad en las manos”, aclara Elena Martínez, coautora del estudio e investigadora del mismo departamento que Maldonado.
Este trabajo complementa a otros estudios previos del grupo de investigación llevados a cabo en la misma línea, que analizaron el desarrollo y la disposición de otras estructuras anatómicas con interés clínico.
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