MADRID, 26 (EUROPA PRESS)
La vicepresidenta primera del Consejo General de Colegios Oficiales de Dietistas-Nutricionistas, Alba Santaliestra, ha advertido de que “los menús escolares cumplen, en general, con los criterios nutricionales, pero pueden mejorarse considerablemente”, y, por tanto, hace un llamamiento a las escuelas e institutos para cuidar los comedores escolares, ofreciendo menús más saludables y fomentando buenos hábitos alimentarios.
“Los menús escolares cumplen, en general, con los criterios nutricionales establecidos para una alimentación saludable, pero pueden mejorarse considerablemente mediante el aumento en la inclusión de alimentos como la fruta, verdura, legumbres y pescado, y la reducción de alimentos inadecuados y del exceso de grasas añadidas en las preparaciones culinarias”, afirma Santaliestra.
“Para garantizar que se cumple con esa alimentación saludable y adaptada a los niños y adolescentes es importante que los menús estén elaborados por dietistas-nutricionistas en todas las Comunidades Autónomas, una demanda que desde el Consejo General se pide al Gobierno desde hace tiempo”, ha añadido.
Un aspecto a “controlar y mejorar”, y por el que se reafirma la necesidad de la inclusión del dietista-nutricionista en la planificación, es el de las cantidades que se sirven a los alumnos y que “deben ser valoradas conforme a la franja de edad del niño para conseguir un equilibrio real”, afirma Santaliestra.
“Siempre hay que respetar al niño, nunca debemos forzarle a comer, para evitar generar aversiones a la comida. Lo que sí podemos hacer es hablar con ellos y ver el motivo por el que no tienen hambre, para detectar si es un hecho puntual o puede haber algo más detrás. En este sentido, la alfabetización alimentaria resulta esencial para niños, personal educativo y familias”, además, incide en que la presentación de los platos “debe resultar atractiva para ellos”.
Otro aspecto a mejorar, según Santaliestra, sería “los espacios destinados a comedor escolar, creando ambientes que favorezcan un ambiente más tranquilo en el momento de la comida, sin ruido y espaciosos; debemos procurar que el comedor se convierta en un sitio al que los niños les apetezca ir”, así como el tiempo que se destina a la comida, “que idealmente estará entre 30 minutos y una hora, pero nunca por debajo de ese tiempo, educando a aquellos niños que comen muy rápido a hacerlo más despacio y masticando bien la comida”.
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