MADRID, 24 (SERVIMEDIA)
La Conferencia Episcopal Española (CEE) insistió este martes en exigir “vías legales y seguras” para las personas migrantes. “Por supuesto que queremos la seguridad nacional, pero tiene que haber respuestas legislativas que promuevan esa migración ordenada, segura y justa”.
Así lo indicó este martes el obispo auxiliar de Madrid Vicente Martín como miembro de la Comisión Episcopal para la Pastoral social y Promoción humana durante la presentación de la Jornada del Migrante y del Refugiado en la sede de la Conferencia Episcopal Española (CEE) en Madrid, que se celebra el 29 de septiembre, con el lema ‘Dios camina con su pueblo’.
En el acto participaron también el vicario apostólico del Sáhara Occidental, Mario León, y el director del departamento de Migraciones de la CEE, Xabier Gómez.
Martín apeló a la necesidad de “un marco” donde “se conjugue dignidad humana, seguridad y responsabilidades compartidas”. “Nadie puede escurrir el bulto. Nos afecta todos”, agregó en alusión a esas responsabilidades que el prelado entiende que tienen el Estado, la Iglesia y otros actores sociales.
En la CEE se recordó que el avance en el Parlamento de la Iniciativa Legislativa Popular para regularizar a cientos de miles de migrantes en España fue posible “gracias a la transversalidad” y que la Iglesia siempre trabajará “como puente” para “alcanzar acuerdos que pongan en el centro la dignidad de las personas”.
Los obispos de Canarias están a la espera de que se materialice la “solidaridad territorial” para el reparto de menores migrantes y que las diócesis españolas “ya pusieron en marcha los corredores de hospitalidad para facilitar que algunos jóvenes pasen de Canarias hasta la Península”, añadió Xabier Gómez.
Precisamente, el obispo auxiliar indicó que “la Iglesia tiene su modelo para acompañar al mundo de las migraciones, inspirado en el evangelio, el humanismo cristiano y la experiencia de muchos años de acompañamiento” y que “acoger, promover e integrar” es la “manera de estar al lado y del lado de los migrantes”.
“Los migrantes no vienen de vacaciones”, protestó, por lo que “la mirada de la Iglesia va más allá de lo social, quiere ser una mirada creyente”. Para la CEE, las parroquias deben “apostar por la catolicidad desde la fraternidad” y trabajar para que “las personas migradas no se sientan de segunda categoría, sino partícifes de la comunidad en la que están”.
PACTO DE ESTADO
Sobre la petición de la Iglesia española a los políticos para que alcancen un pacto de Estado en materia migratoria, Gómez recomendó que hay que “desideoligizar lo referente a las migraciones”, y que no se aborde desde “una posición instrumentalizadora, como arma híbrida para presionar a otros países”.
tiene que haber “coincidencia” en que “estamos hablando de personas, no de cifras”, por lo que llamó a “despolitizar la mirada” pues “todo el mundo sabe que necesitamos que las personas migradas se incorporen a los mercados laborales de los países europeos”.
Por ello, el director de Migraciones de la CEE llamó a no ver la migración “como un principal problema, sino como principal solución”, para lo que instó a “un diálogo sereno entre partidos para conseguir un pacto”.
“Podemos mirar a otro lado pero el desafío de las migraciones está ahí. No se puede afrontar sólo desde lo puramente económico e ideológico, tiene que estar presente la perspectiva humana, porque está en juego la dignidad de las personas”, zanjó Vicente Martín, que también aludió al deseo del Papa de visitar Canarias para conocer la realidad de los migrantes in situ.
“Sería un balón de oxígeno para las personas migrantes y las personas que trabajan con ellas a pie de muelle. Sería una alegría. No tenemos notificación oficial, pero deseamos que esté con nosotros”, zanjó.
OASIS ANTE EL DRAMA
Por su experiencia de 20 años en el Sahara, Mario León concluyó que para los migrantes la vida es “bastante dura” y que en las dos parroquias en las que trabaja en esa zona de paso de la denominada ruta atlántica “pocos dirían ‘aquí quiero vivir’”. “La inmigración nos ha golpeado con muchos dramas a partir del 2015”, pues hasta entonces se aglutinaba en las grandes ciudades del norte de África.
Aún así, las comunidades católicas tratan de ser allí un “oasis donde una persona puede llegar a sentirse digna”. “Eso no tiene precio. Respondemos en la medida en que podemos”, concluyó.
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