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El cambio climático provoca las mayores olas de calor en el Mar Mediterráneo en los últimos 1.000 años

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MADRID, 24 (SERVIMEDIA)

Las olas de calor registradas en el Mediterráneo occidental en 2022 y 2023 -con veranos en los que hizo 3,6 y 2,9 grados más de lo normal, respectivamente- llegaron a superar las variaciones climáticas naturales de los últimos 1.000 años y ello se debe al calentamiento causado por actividades humanas.

Esa es la conclusión principal de un estudio liderado por científicos del Museo Nacional de Ciencias Naturales (MNCN-CSIC) en colaboración con investigadores de la Universidad de Zaragoza, el Instituto de Geociencias (IGEO-CSIC) y las universidades Johannes Gutenberg (Alemania) y de Cambridge (Reino Unido).

La investigación, publicada en la revista ‘Nature npj Climate and Atmospheric Sciences’, revela que el cambio climático intensifica y adelanta la aparición de esos fenómenos extremos, ya que las predicciones apuntaban que no iban a ocurrir hasta finales de este siglo.

El equipo de investigación combinó los datos obtenidos a partir de reconstrucciones históricas basadas en la dendrocronología, la cual analiza los anillos de crecimiento de los árboles, y que en este estudio les permitió retroceder hasta 1119, así como datos de temperatura y precipitaciones de los que se tienen registros, es decir desde 1890, y la información que arrojan las proyecciones futuras basadas en diferentes modelos predictivos.

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“Estas olas de calor, que hasta ahora se consideraban extremadamente raras porque se producían con una cadencia de unos 10.000 años, podrían ocurrir con una frecuencia de entre 4 y 75 años en las condiciones actuales que está provocando el cambio climático antropogénico, dependiendo de los escenarios futuros de emisiones de gases de efecto invernadero”, según Ernesto Tejedor, del MNCN.

RÉCORDS

Uno de los factores clave que impulsaron las olas de calor de 2022 y 2023 fue el rápido aumento de las temperaturas del océano Atlántico y del mar Mediterráneo, donde subieron el doble de rápido que la media global, agravando las olas de calor y las sequías en la región.

De hecho, las condiciones climáticas de esos dos veranos, en los que hubo menor nubosidad proveniente de las Azores, favorecieron la llegada de aire caliente del Sáhara a Europa y marcaron récords en el número de horas de máxima radiación solar, la reducción del hielo de los glaciares del Pirineo y los Alpes, y la disminución del caudal de los ríos por una sequía extrema que provocó la escasez de lluvias del invierno y la primavera.

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“En el caso concreto de España, la anomalía de las temperaturas nos permite marcar 2022 como el año con los registros de temperaturas más elevadas desde 1890”, apunta Tejedor.

ADAPTACIÓN Y MITIGACIÓN

Gerardo Benito, también del MNCN, indica que, “más allá de lo llamativo de las cifras, el impacto de las condiciones provocadas por las olas de calor prolongadas y las sequías han afectado gravemente a los ecosistemas, servicios hídricos y la biodiversidad, así como a sectores clave de la economía, como el turismo y la agricultura”.

De hecho, las condiciones extremas provocaron que 2022 fuera el segundo año con más superficie quemada en el Mediterráneo occidental y sumara más de 60.000 muertes relacionadas con el calor en Europa, especialmente en España e Italia.

El estudio concluye que los fenómenos extremos que antes se proyectaban para finales del siglo XXI ya están ocurriendo, lo que subraya la necesidad urgente de adoptar medidas de adaptación y mitigación al cambio climático.

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Según los investigadores, las economías mediterráneas, dependientes del turismo y la agricultura, son cada vez más vulnerables a estos cambios, lo que afectará al desarrollo de estos sectores en el futuro.

“Debemos tomar medidas significativas de adaptación y mitigación, ya que las olas de calor previstas para el futuro ya están ocurriendo y probablemente serán más frecuentes en los próximos años, con las consecuencias sociales, económicas y ambientales que esto implica”, concluye Tejedor.


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