MADRID, 10 (SERVIMEDIA)
La Asociación Científica Arqueoantro, que llevó a cabo las excavaciones en la parcela aledaña al futuro cantón de limpieza de Montecarmelo, aseguró este lunes que el Ayuntamiento de Madrid no les dejó “mirar en el resto de sitios donde tenían más interés”, tras constatar después de un mes de trabajo que en la parcela autorizada por el Consistorio no hay restos de brigadistas internacionales.
Según confirmó a Servimedia uno de los arqueólogos de la asociación, el Ayuntamiento no permitió con la autorización que dio al Ministerio de Política Territorial y Memoria Democrática buscar en otras dos zonas donde hay sospechas de que podría estar los brigadistas y que están detrás del cementerio de Fuencarral, pero que presumiblemente no tocarían la parcela del futuro cantón de limpieza.
El experto de la asociación argumentó que hay “fotografías aéreas” de 1946 en que motivan esas sospechas en dos lugares concretos, uno en una antigua cárcava de agua, que sería un terreno fácil para depositar los huesos y luego tapar; y otra zona en un terreno que se pasó “casi 70 años sin trabajar” a pesar de ser un entorno “utilizado para las labores del campo”.
El Ayuntamiento de Madrid defendió este lunes que “ofrecerá total colaboración y estudiará las autorizaciones que soliciten para la realización de nuevos estudios y sondeos arqueológicos, siempre que cumplan con la Ley de Memoria Democrática y se sostengan en evidencias e indicios concretos”.
EL GEORADAR PARA FOSAS COMUNES
Además, el Área de Urbanismo, Medioambiente y Movilidad, recordaron que el ámbito del cantón el Consistorio realizó “un análisis de cartografía y fotografías aéreas históricas, seis sondeos y 10 ensayos de resistencia del suelo y un análisis de tomografía y georradar”.
No obstante, el arqueólogo de la Asociación explicó que el georadar “no es una técnica que funcione para las cosas comunes”, aunque si permitió identificar una irregularidad en la zona en la que trabajó la Asociación. En esa línea afirmó que estos trabajos han permitido “saber a qué profundidad hay que trabajar”.
Finalmente, concluyó que tanto “el testimonio de la nieta del enterrador”, como de los documentos históricos y de dos personas mayores de la zona indican que el la fosa estaría detrás del cementerio, pero advirtió que “una vez se construya el cantón y las vías de acceso”, no se podrá “mirar nada”.
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