Roma aduce que la política climática comunitaria es “absurda”
MADRID, 9 (EUROPA PRESS)
Italia ha pedido a la Unión Europa una revisión exhaustiva de la prohibición de venta de los coches de combustión a partir de 2035 ante el temor de que la medida pueda provocar el “colapso” de la industria automovilística comunitaria.
Varios ministros del Gobierno de Giorgia Meloni se han posicionado en contra de la política climática comunitaria durante las últimas horas aduciendo que es una estrategia “absurda” respaldada por motivaciones ideológicas y que, en estos momentos, requiere cambios que reflejen las “realidades del mercado” ante la desaceleración de ventas generalizada de los coches eléctricos.
Además, Roma considera que existe una preocupación creciente a que los fabricantes europeos como Volkswagen o Stellantis se estén quedando cada vez más atrás respecto de la competencia procedente de China y Estados Unidos, donde las empresas locales se han beneficiado durante los últimos años de una avalancha de subsidios estatales que han financiado la transformación de sus industrias.
El ministro italiano de Industria, Adolfo Urso, ha hablado en las últimas horas de un “panorama incierto” que afecta, entre otras, a la industria automovilística alemana donde, dice, se necesita “claridad” para no llegar a una situación de “colapso”.
“Europa necesita una visión pragmática, la visión ideológica ha fracasado. Tenemos que reconocerlo”, ha comentado, al tiempo que ha dicho no oponerse a la expansión del vehículo eléctrico aunque también asume que la transición hacia nuevas tecnologías de movilidad debería implicar el uso de otro tipo de propulsiones como la híbrida o el hidrógeno.
De hecho, el partido de coalición de Gobierno, la Liga, liderado por el viceprimer ministro Matteo Salvini, está dispuesto a proponer una legislación para obligar al Ejecutivo de Meloni a revocar la prohibición en su país, según informaron el pasado viernes.
CRISIS DE MERCADO
Las palabras del italiano llegan en plena crisis con Volkswagen en Alemania donde el grupo se enfrenta a las protestas de los trabajadores ante el posible cierre –por primera vez en sus 87 años de historia– de, al menos, dos plantas en el país y los consecuentes despidos ante la falta de pedidos que justifiquen mantener operativas las fábricas.
En julio, el grupo admitió estar valorando cerrar la fábrica de Audi en Bruselas (Bélgica) ante la caída de la demanda de coches eléctricos de alta gama.
Por su parte, otros fabricantes como Stellantis comunicaron a cierre del pasado semestre de una caída de la producción del 36% en Italia. En la planta del grupo en Mirafiori (Turín), donde se ensamblan los Fiat 500 eléctricos, la producción entre enero y junio se desplomó un 63% y se tuvo que tener la actividad durante 30 días el mes pasado.
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