MADRID, 03 (SERVIMEDIA)
La Asociación Española de Pediatría de Atención Primaria (AEPap) ha aprovechado la vuelta al colegio para poner el foco en los menores con trastornos del desarrollo -“un grupo de niños y niñas que tiene más dificultades en su adaptación al entorno escolar, pero para el que la escolarización es clave”- y que son problemas de aprendizaje, como los trastornos del lenguaje, que han aumentado tras la pandemia.
“Se conoce cómo neurodesarrollo la maduración física y emocional normal de un niño o niña desde que nace hasta su adolescencia. Un niño tiene un desarrollo madurativo neurológico o psicomotor normal si adquiere las habilidades correspondientes a su edad. Es decir, adquiere sus capacidades motoras, cognitivas, sensoriales, de lenguaje y comunicación a la edad que lo hace la mayoría de los otros niños. Esta evolución es variable, no es igual en todos los niños”, explicó el Pedro Gorrotxategi, presidente de AEPap.
Por lo tanto, los trastornos del neurodesarrollo incluyen los trastornos de las capacidades motoras, cognitivas, sensoriales, del lenguaje, de la comunicación y otros cuadros, en el que destaca el trastorno por déficit de atención con o sin hiperactividad (TDAH). “Se trata del más frecuente de estos cuadros y afecta a un 5% de los niños y niñas en edad escolar”, destacó el doctor.
Para abordar de manera correcta el tratamiento y el aprendizaje de estos menores “es muy importante la labor del pediatra de Atención Primaria para que cuando el menor con uno de estos trastornos inicie la escolarización tenga realizado el diagnóstico de las diversas patologías y pueda recibir la orientación y las ayudas necesarias”, subrayó.
En cuanto al adecuado abordaje en la escuela, la vicepresidenta de la asociación, Teresa Cenarro, “todos estos cuadros tienen que tener una atención diferenciada en la escuela”, con atención personalizada, clases con pocas ratios e integración social con sus compañeros.
La relación familia-escuela y hacer un seguimiento también es otra propuesta que hacen estos expertos para que “los trastornos del neurodesarrollo interfieran lo menos posible en la actividad académica del niño o niña”. Cenarro insistió en que “el ámbito escolar debe ser un lugar seguro y feliz para los niños”.
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