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La escucha “auténtica, comprensiva y empática”, herramienta fundamental para brindar apoyo a personas en situaciones de crisis

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LOGROÑO, 31 (EUROPA PRESS)

Voluntarias del Teléfono de la Esperanza de La Rioja, la ONG a nivel nacional cuya misión es promover la salud de personas inmersas en crisis a través de la escucha y la comunicación activa, destacan la importancia de esa escucha a personas que lo necesitan: “La escucha sincera, profunda y en sintonía es nuestra principal herramienta de intervención”.

Susana, Maite y Bárbara forman parte del servicio de escucha por teléfono 24 horas en La Rioja, que se sostiene con un equipo de 32 voluntarios, además de los profesionales de la psicología, trabajo social o jurídicos que también son voluntarios, las personas que coordinan grupos de crisis específicas o de desarrollo personal, las que colaboran en administración, gestiones internas, o en diseño gráfico y comunicación.

A través de sus propios testimonios, Europa Press ha querido saber la importancia para ellas como parte del voluntariado del Teléfono de la Esperanza de la escucha en el bienestar de las personas en las intervenciones que realizan, que ocupan desde asuntos de salud mental, soledad, conducta suicida, duelos, maltrato, relaciones familiares hasta bullying. En definitiva, cualquier situación que cause dolor emocional o sufrimiento a una persona.

“El 95% de las personas que hacemos que el Teléfono funcione lo hacemos de manera altruista, y la labor de las personas voluntarias es esencial. Este proyecto no podría existir sin el equipo de personas voluntarias que lo forman”, ha destacado la presidenta del Teléfono de la Esperanza de La Rioja, Magdalena Pérez Trenado.

ALIVIO EN SITUACIONES DE CRISIS GRACIAS A LA ESCUCHA

Susana, voluntaria en el Teléfono de la Esperanza desde hace 20 años ha resaltado que “cuando las personas nos sentimos escuchadas sin prisa, sin juicio, de forma amable, empática, acorde a nuestra necesidad, experimentamos alivio, gratitud, desahogo y eso va brotando y se va compartiendo de forma natural”.

Por su parte, Maite lleva colaborando con el Teléfono desde hace cinco años y ha comentado que la escucha es la principal herramienta para desarrollar sus labores en este servicio: “Es indispensable, la que nos posibilita ser útiles y que las personas que nos llaman se sientan atendidas, entendidas y aliviadas. Sin ella no podríamos realizar este voluntariado.”

Bárbara, tras apenas 8 meses como voluntaria y 2 atendiendo llamadas, ha destacado que gracias a la formación del Teléfono de la Esperanza ha descubierto que “escuchar con verdadera atención y presencia a quien no suele tener la oportunidad de ser oída es una labor más importante de lo que de inicio podría parecer”.

FORMACIÓN “RIGUROSA Y RESPONSABLE”

En este sentido, su presidenta en La Rioja ha explicado que desde la organización del Teléfono de la Esperanza se aseguran de que sus voluntarios completan una formación que les capacita de manera “rigurosa y responsable” para ser capaces de cuidar “a los que se acercan a este servicio y cuidando al mismo tiempo al voluntariado”.

Para ello, han desarrollado un programa formativo con una duración mínima de año y medio de trabajo continuado e intenso. En una primera fase, durante siete meses, se realiza un trabajo de conocimiento personal “entendiendo que es imposible poder ayudar a otros si yo no tengo un mínimo de estabilidad emocional interna”, ha destacado Pérez Trenado.

Después, se continúa con una fase de especialización en escucha en orientación en crisis durante unos 6 meses y a partir de ahí comienza la fase práctica con tutores personales para cada voluntario y con una duración personalizada.

Finalmente, cuando la persona voluntaria ya se incorpora al equipo, uno de los compromiso que adquiere es la formación continuada obligatoria, con una periodicidad mínima mensual. “Esta formación teórico-práctica es dinámica y se va ajustando a las necesidades de nuestras intervenciones y de cada voluntario”, ha señalado la presidenta.

Con todo ello, las propias voluntarias reconocen que precisamente esa formación tan intensa y estricta les motivó a la hora de ofrecer su ayuda en este servicio. “Me gustó el rigor y la profesionalidad del proyecto, el respeto y la seriedad con la que se trata a las personas, además de la obligatoriedad de hacer un proceso previo y tener una formación constante y específica para poder hacer una adecuada atención”, ha apuntado Susana.

“CONSECUENCIAS EMOCIONALES ANTE UNA FALTA DE ESCUCHA”

Así, Bárbara ha reconocido que a partir de esta formación y de su labor dentro de la organización ha descubierto la importancia de la escucha “no sólo en el Teléfono, sino también en la vida misma, pues por desgracia vivimos en mundo muy individualizado en el que hay mucha gente que no se siente escuchada. Existen muchas personas invisibilizadas a las que apenas se otorga voz propia y eso tiene importantes consecuencias emocionales”.

“Para mí formar parte del Teléfono de la Esperanza es un regalo, me siento muy afortunada y orgullosa de la labor que realizamos y es mi forma de contribuir a que el mundo que me rodea sea un poco mejor”, ha expresado Maite, “es un voluntariado muy exigente pero se recibe muchísimo a cambio”.

A Susana todo el proceso que rodea este servicio le parece “conmovedor”. “Para llamar al Teléfono de la Esperanza y compartir tu sufrimiento con una persona que no conoces son necesarias gran valentía y madurez. Experimentar que ese encuentro telefónico ayuda a través del respeto y la escucha activa a sentirse mejor, a calmar ansiedades y a encontrar nuevos caminos me parece mágico”, ha subrayado.

Éstas voluntarias han compartido que en muchas ocasiones únicamente a través de la escucha logran ayudar a personas que atraviesan grandes crisis. Para Maite ese proceso “es muy emocionante, me conecta de forma directa con mis valores, con aquello que considero que realmente engrandece a los seres humanos y los distingue de cualquier otro ser vivo”.

En el caso de Bárbara ha confesado que siente “mucha gratitud”. “Cuando alguien llama angustiada y tras una conversación se da cuenta de que tiene herramientas propias y capacidad para afrontar una situación que la estaba superando es una pasada”, ha manifestado.

COMPROMISO Y AUTOCONOCIMIENTO PARA SER VOLUNTARIO

Sobre el mensaje que darían a alguien que está considerando ser voluntario en esta organización, las tres coinciden en los mismo: “Si realmente tiene ganas de formar parte de un equipo súper profesional, en el que te forman y con el que se aprende muchísimo, que no se lo se lo piense”.

Susana ha indicado también que “le hablaría del proceso, de cómo hay que hacer un camino que nos permita conocernos mejor, descubrir de forma experimental nuestras fortalezas y debilidades para así poder conectar y apoyar de forma más auténtica con los demás, de cómo eso se hace a través de unos cursos junto a otras personas, en equipo, y que es muy bonito”.

Bárbara ha concluido opinando que “es un voluntariado exigente, que implica un altísimo grado de compromiso, pero con el se puede prestar una ayuda inmensa y directa a otras personas y eso, al menos para mí, es lo más gratificante que existe”.


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