Sus autores señalan que por “lógica” si existiese “algunas partes de su alzado deberían emerger aún, como en el teatro o el anfiteatro”
SEVILLA, 23 (EUROPA PRESS)
El informe sobre las “perforaciones mecánicas” acometidas en Santiponce (Sevilla) respecto a las “anomalías geofísicas” atribuidas a vestigios arquitectónicos de lo que habría sido el circo de la antigua ciudad romana de Itálica, cuna del emperador Trajano y al menos de la familia de Adriano; descarta de plano que las mismas “respondan a una estructura estratigráfica y una evolución paleogeográfica compatibles con la presencia de los restos” de tal edificación; pues no ha sido encontrado “el más mínimo síntoma” de restos arquitectónicos o de remoción del terreno.
Se trata de un informe emitido el pasado mes de marzo y que firman Francisco Borja Barrera, de la Universidad de Huelva; y César Borja Barrera, de la Universidad de Sevilla; merced a una “serie de sondeos mecánicos de comprobación en la zona de Santiponce conocida como la Vegueta o El Pradillo, al norte del teatro romano”, para “confirmar o descartar la presencia de restos constructivos de época romana compatibles con la existencia de un gran edificio público, como podría ser el circo de la antigua ciudad romana y, llegado el caso, la contextualización estratigráfica de dichos restos en el ámbito aluvial de referencia, esto es en el área aledaña a Santiponce de la vega del Guadalquivir.
Para ello, según este documento recogido por Europa Press, fueron acometidas cuatro perforaciones al objeto de “comprobar la naturaleza de las anomalías geofísicas que sirvieron de base para la interpretación arqueológica que vaticinaba la presencia del circo romano italicense en el área” en cuestión; un planteamiento defendido por Alejandro Jiménez Hernández, doctor en Geografía e Historia en la especialidad de Prehistoria y Arqueología por la Universidad Hispalense, conforme al resultado de once perfiles con georradar y otros cinco con tomografía de resistividad eléctrica promovidos en la zona.
Sobre tales trabajos iniciales, Alejandro Jiménez Hernández exponía en septiembre de 2023 que “normalmente es complicado demostrar nada” con los resultados de un estudio geofísico, pues los mismos pueden ser “interpretados de diferentes maneras”, pero en este caso, “la cimentación de este edificio (del supuesto circo) es de tal envergadura”, según sus palabras, que había sido “directamente detectado” mediante tales trabajos de georradar y de tomografía de resistividad eléctrica, lo que le llevaba a destacar el uso de “dos sistemas diferentes” de sondeo al objeto de cotejar los resultados.
LA PROPUESTA DE UBICACIÓN
“En todos los perfiles que hicimos, hemos detectado la estructura del circo en diez de ellos, con una idea clara de sus formas y de su estado de conservación”, enfatizaba, precisando que los resultados arrojaban que esta infraestructura estaría ubicada entre el teatro romano de Itálica, instalado en la ladera del Cerro de San Antonio y correspondiente a la trama urbana italicense previa a la ampliación urbanística promovida por Adriano; y el entorno que actualmente ocupa el popular Ventorrillo Canario y sus inmuebles adyacentes.
“Todos los indicios apuntaban allí y ahora la geofísica ha acabado de demostrarlo”, manifestaba el arqueólogo responsable de este proyecto de investigación, agregando que su equipo estaba ya redactando un proyecto de actuación arqueológica puntual con la finalidad de precisar al máximo las conclusiones del estudio geofísico.
Este arqueólogo remarcaba que los resultados del mencionado estudio inicial arrojaban que el circo de la antigua Itálica se habría extendido en una superficie de más de ocho hectáreas, con una longitud máxima de 532 metros, una anchura de entre 140 y 155 metros y capacidad para unos 80.000 espectadores. Alejandro Jiménez aseguraba incluso que se trataría de un recinto “excepcional, con diferencia el mayor circo de toda la Península Ibérica y uno de los mayores del Imperio, sólo un escalón por debajo del Circo Máximo de Roma”.
Pero según los autores de este informe sobre las “perforaciones mecánicas” acometidas con relación a tales “anomalías geofísicas”, “después de analizar pormenorizadamente por sí y de manera comparada con datos previos los 36 metros lineales de sedimento extraídos en las inmediaciones de La Vegueta, cabe afirmar, sin ningún temor a equívoco, que no es posible situar el circo de Itálica donde ha señalado la hipótesis arqueológica de base geofísica”.
SIN EL “MÁS MÍNIMO SÍNTOMA” DE AFECCIÓN
“En el tramo estratigráfico en que, atendiendo a dicha suposición, deberían localizarse los cimientos de la colosal construcción, aparecen los depósitos aluviales, coluviales y las formaciones superficiales antrópicas propios de un ámbito de borde de la llanura aluvial poncina, en contacto con los cerros margosos ocupados por la ampliación de Itálica llevada a cabo en el siglo II”, detallan los autores de este informe, agregando que “las unidades estratigráficas analizadas no muestran el más mínimo síntoma de haberse visto afectadas por una eventual remoción de terrenos o por algún proceso de terraplenado derivado del replanteo y el encaje de un edificio de la envergadura de un circo romano”.
“No hemos encontrado ningún resto de tal edificio, ni hemos detectado ninguna remoción de tierras que hiera sospechar su presencia cercana”, exponen los encargados de estas excavaciones, avisando además de que “hay razones de distinta índole que contradicen la propuesta arqueológica”.
Y es que “de haber existido un edificio del tipo y las características anunciadas en la hipótesis arqueológica, lo lógico hubiera sido que sus restos estuvieran acoplados a la superficie de uso de época imperial”, a una cota de tres o tres metros y medio”; pero resulta “a todas luces inviable que los constructores del circo idearan un edificio cuya pista de carreras se situara a cuatro metros por encima de la superficie de referencia de la llanura aluvial en esos momentos”.
SIN “RESPUESTAS CONVINCENTES”
Es más, los autores de este trabajo explican que desde el principio recelaban de la propuesta planteada “de partida”, al no pesar “respuestas convincentes” a interrogantes relativos a “cómo pudo desaparecer del todo tamaña mole” o “cómo pudo volatilizarse tal cantidad de sillares, tal tonelaje de mármoles”, cuando “la lógica dice que algunas partes de su alzado deberían emerger aún hoy por encima de la rasante actual del terreno, como ocurre con el teatro o el anfiteatro, en este último caso, a pesar de los barrenos”.
De este modo, estos especialistas de las universidades de Huelva y Sevilla concluyen que tras el análisis “a fondo del registro sedimentario del sector de La Vegueta de Santiponce, queda descartado que las anomalías detectadas por el análisis geofísico respondan a una estructura estratigráfica y una evolución paleogeográfica compatibles con la presencia de los restos del circo romano de Itálica”.
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