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Greenpeace alerta sobre los impactos de la “turistificación” y el cambio climático: “La costa andaluza corre peligro”

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SEVILLA, 23 (EUROPA PRESS)

Greeanpeace ha puesto de relieve el “riesgo” que enfrenta la costa andaluza a consecuencia del “exceso de urbanización e infraestructuras”, la “turistificación”, o el cambio climático, entre otros factores, y ha advertido de que “empezaremos a perder playas en los próximos diez años”.

La ONG ha presentado este martes el informe ‘Crisis a Toda Costa 2024. Análisis de la situación del litoral ante los riesgos de la emergencia climática’, donde realiza una radiografía del estado de los más de 8.000 kilómetros de costa española “ante las amenazas que vienen”.

En Andalucía, ha incidido en que se sufrirán “retrocesos importantes” en la costa de Almería, Málaga, Huelva y Cádiz, siendo esta última la “más afectada”, con 12 milímetros en 2030 y 45 centímetros en 2090 de subida del nivel del mar, lo que significa que el mar habrá entrado entonces unos 45 metros más que ahora, ha detallado en una nota la organización.

En este sentido, Greenpeace ha avisado que no hay región costera en España, y Andalucía “no es una excepción”, que “no esté expuesta a riesgos por exceso de urbanización e infraestructuras, contaminación, la construcción de barreras artificiales (como diques, espigones, paseos marítimos o puertos deportivos), el despilfarro de recursos naturales y el encauzamiento, soterramiento y desvíos de cauces fluviales”.

“Todas estas actuaciones han provocado desequilibrios que se traducen en el retroceso y la pérdida de las playas, y con ellas, su función de barrera protectora, lo que supone un riesgo para millones de personas residentes en el litoral”, ha continuado la ONG, además de añadir que la “turistificación” es otra “mala práctica” que está “acosando muchas ciudades españolas, especialmente del litoral”, como Málaga o Barcelona, Palma y Valencia, a nivel nacional.

Igualmente, ha apuntado que a estas “malas prácticas” hay que sumar las debidas específicamente al cambio climático: la subida del nivel del mar, el aumento en frecuencia e intensidad de los eventos meteorológicos extremos (como olas de calor, sequía, lluvias torrenciales, temporales, huracanes, incendios e inundaciones), el incremento constante de la temperatura de mares y océanos y la pérdida de oxígeno disuelto en el agua, que dispara de “forma exponencial” los riesgos.

PROYECTOS QUE AFECTAN A LA COSTA ANDALUZA, SEGÚN GREENPEACE

La organización ecologista ha lamentado que el litoral de Andalucía “sigue prisionera del viejo y erróneo modelo basado en urbanizaciones turísticas, campos de golf y hoteles”, y ha reprobado que la lista de los “peores proyectos es larga”.

Así, en Cádiz, ha afeado en este marco la decisión de instalar un restaurante en el Faro de Trafalgar, así como “los planes del Ayuntamiento de Tarifa” de urbanizar “todo el espacio” frente a las “espectaculares” playas de Valdevaqueros y de Los Lances” con ocho “macroproyectos” que “aumentarían” en un 450% el suelo urbanizable. A pesar de la jurisprudencia del Tribunal Supremo y del Constitucional, tanto el Ayuntamiento tarifeño como la Junta “siguen con su intención de mantener los suelos como urbanizables”, ha apuntado la ONG.

Sobre Málaga, ha advertido que en la localidad de Marbella se han planteado grandes proyectos en su “último tramo sin urbanizar”, como el proyecto del Hotel W de 5 estrellas (actualmente suspendido debido a las carencias de su documentación técnica), el proyecto Siete Revueltas Resort en “zona identificada como inundable”, y el proyecto El Lago Club. En Mijas, ha alertado de que el proyecto Valle de Golf Resort sería el campo de golf número 13 de la localidad, “lindando con espacios protegidos”.

Igualmente, ha criticado que la costa andaluza, pero especialmente Málaga, presenta zonas que “ya están gravemente afectadas por la erosión”. Allí, el tramo entre el parador Málaga Golf y la barriada de Guadalmar está en situación de “regresión grave”, “especialmente” en la zona del Arraijanal, mientras que en situación “similar” se encuentra un tramo de un kilómetro en la desembocadura del río Vélez en Vélez-Málaga.

En la provincia de Almería, Greenpeace ha aludido al hotel del parraje del Algarrobico, en Carboneras, afeando que, “tras casi dos décadas y casi 50 pronunciamientos judiciales que sentencian su ilegalidad, el Tribunal Superior de Justicia de Andalucía sigue pidiendo al Ayuntamiento de Carboneras que ejecute las sentencias que le obligan a declarar el suelo como no urbanizable”.

También ha aseverado, sin salir de esta provincia, que el hotel en la Bahía de Los Genoveses supondrá una “presión” sin precedentes en “una de las playas mejor conservadas de Andalucía” donde “solo están permitidos los cultivos agrícolas tradicionales, actividades forestales, cinegéticas y actividades e instalaciones de uso público y educación ambiental”. Por otro lado, en Mojácar, ha reflejado que el Macenas Mediterranean Resort “recupera un proyecto que no terminó de construirse debido a la crisis para construir un campo de golf, hotel y viviendas en la playa de Macenas”.

“Durante décadas hemos deformado la costa a nuestro antojo, pero eso ya no funciona más. Ya no llegamos a anticiparnos al problema, porque ya está aquí, pero las soluciones tienen que ponerse en marcha con urgencia. Todo retraso resultará en mayores costes económicos y humanos”, explica María José Caballero, responsable de Costas en Greenpeace España.

Para revertir la situación actual, la ONG ha trasladado que resulta “imprescindible”, entre otras propuestas, aplicar “políticas ambiciosas” de reducción de emisiones de gases de efecto invernadero y normativas de adaptación y protección de la costa “de acuerdo con lo que marca la ciencia”; o acabar con la contaminación que “empobrece” la calidad de las aguas y “nos supone el pago de cuantiosas multas a la Unión Europea”.

Además de ello, también sugiere, por ejemplo, “poner coto” a la “turistificación masiva” a través de medidas como la limitación de vuelos y cruceros, el establecimiento de tasas por pernocta que repercutan en la mejora de los servicios públicos y la regeneración de ecosistemas o la limitación de alojamientos turísticos y la participación ciudadana en la planificación turística.


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