MURCIA, 22 (EUROPA PRESS)
El Grupo de Ecología de Angiospermas Marinas (GEAM) del Centro Oceanográfico de Murcia, adscrito al Instituto Español de Oceanografía (IEO), dependiente del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), ha elaborado un informe en el que revela “la ausencia de síntomas de recuperación” de parte de las praderas marinas del Mar Menor.
El investigador responsable del proyecto, Juan Manuel Ruiz, ha explicado a Europa Press que los trabajos de cartografiado submarino por parte del equipo del IEO señalan que desde 2019, tres años después del “colapso” del ecosistema lagunar, no se ha recuperado el estado de las praderas de Cymodocea nodosa (entina).
Ruiz ha explicado que, por su parte, el Mar Menor sí recuperó y mantiene desde hace cinco años las praderas de alga verde Caulerpa prolifera (‘oreja de liebre’), según desvelan las actualizaciones del mapa de distribución de las praderas marinas, que el IEO lleva a cabo desde 2014.
Para las labores de cartografiado, el equipo ha recorrido un total de 175 kilómetros lineales y obtenido imágenes en continuo del fondo marino de la laguna, desde los 0 metros hasta su profundidad máxima –siete metros–, mediante un prototipo de videocámara submarina arrastrada desde una embarcación.
Las imágenes de vídeo, que se encuentran georreferenciadas mediante un software diseñado específicamente para el equipo, se complementan con unas 130 observaciones directas georreferenciadas mediante buceo.
Además, el grupo investigador ha utilizado imágenes de satélite “en las que se aprecian las manchas de vegetación del fondo”, validadas con las observaciones directas e indirectas obtenidas durante la campaña, han explicado desde el IEO en una nota de prensa.
A partir de las imágenes y observaciones, los investigadores han identificado las especies de macrófitos que componen la comunidad bentónica, principalmente el alga verde Caulerpa prolifera (oreja de liebre) y las angiospermas Cymodocea nodosa (entina) y Rupia cirrhosa (entina fina).
Así, el primer mapa de las praderas marinas fue en 2014, dos años antes del desarrollo fitoplanctónico conocido como “sopa verde”. A continuación, el equipo realizó cinco nuevos mapas –en 2017, 2019, 2020, 2021 y 2022–, y en 2024 se ha obtenido la última actualización, siguiendo la misma metodología y diseño de muestreo.
Según el estudio, en 2016 desaparecieron “por completo” más del 85% de las praderas marinas de la laguna, lo que supuso la transformación de 11.352 hectáreas de cubierta vegetal en fangos desnudos. En el mapa de 2017 ya se apreciaron “indicios de recuperación” de la vegetación en más de un 38%, pero se correspondía al alga de la especie Caulerpa prolifera.
“En el mapa de 2019, el alga verde ya había recolonizado el 100% de los fangos, tal y como el IEO publicó en el correspondiente informe de julio de 2020, solicitado por el Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico ese mismo año”, ha señalado Ruiz.
Por el contrario, en el mismo periodo, las praderas de la angiosperma Cymodocea nodosa “no mostraron síntoma alguno de recuperación, quedando tan solo un 12,34% de la extensión original de este hábitat, previo a la crisis de 2016 (8.057 hectáreas)”.
Según el investigador, en los cinco años posteriores al mapa de 2019 (de 2020 a 2024), las cartografías demuestran que esta situación ha permanecido “prácticamente invariable” y, por tanto, “no hay evidencia de recuperación del hábitat”, a excepción de las 615 hectáreas de la pradera de Caulerpa prolifera que “ha desaparecido por completo bajo la masa de agua turbia que forma la denominada mancha blanca”.
Ha sostenido que estos resultados “indican una pérdida significativa, y por ahora permanente, de 7.062 hectáreas de la pradera marina de Cymodocea nodosa, que conlleva una pérdida neta de servicios ecosistémicos como el control de la calidad del agua, la biodiversidad o la pesca”.
Por otro lado, ha corroborado “el cambio a un estado con mucha mayor dominancia del alga Caulerpa prolifera, lo que a su vez se encuentra relacionado con los aportes de nutrientes a la laguna procedentes de la actividad antropogénica”, esto es, de la actividad humana.
De acuerdo con investigaciones específicas publicadas por el equipo del IEO, la recuperación de las praderas del alga desde 2019 “puede potencialmente haber contribuido a la reciente mejora y estabilización de la calidad del agua en la laguna gracias a su conocida función de filtro biológico”.
En contrapartida, el IEO ha manifestado que esta capacidad de filtro “se encuentra mermada debido a la pérdida de las praderas de Cymodocea nodosa, pero, además, la menor tolerancia térmica de Caulerpa prolifera hace a la laguna muy vulnerable a los efectos del calentamiento progresivo relacionados con el cambio climático”.
“Por tanto, el riesgo de que se reproduzcan los eventos disruptivos que llevaron al colapso del ecosistema en 2016 sigue siendo muy elevado si no se reducen los aportes de nutrientes a la laguna”, han agregado las mismas fuentes.
- Te recomendamos -