ROMA, 19 (EUROPA PRESS)
El Papa Francisco ha invitado a “colaborar activamente en la misión de la Iglesia” para hacer de la Tierra un “templo de fraternidad”, en un contexto en el que el desafío de la paz “parece imposible”.
Así lo ha expresado en un mensaje firmado por el cardenal secretario de Estado del Vaticano, Pietro Parolin, con motivo del Meeting para la amistad entre los pueblos, más conocido como ‘Meeting de Rímini’, que organiza Comunión y Liberación y que se celebra desde este martes hasta el 25 de agosto en esta ciudad italiana bajo el lema ‘Si no buscamos lo esencial, ¿qué buscamos?’.
Ante la “tentación del desánimo, la complejidad de la crisis actual y, en particular, el desafío de una paz que parece imposible”, el Pontífice insta a todos a “convertirse en protagonistas responsables del cambio, colaborando activamente en la misión de la Iglesia”.
“Este compromiso colectivo puede generar un mundo nuevo, donde finalmente triunfe el amor que se nos ha manifestado en Cristo, y el planeta entero se convierta en templo de fraternidad”, se lee en el mensaje.
Además, en el mensaje se refiere a la guerra, a la violencia y a la crisis climática. “Mientras soplan los vientos fríos de la guerra, sumándose a fenómenos recurrentes de injusticia, violencia y desigualdad, así como a la grave emergencia climática y a una mutación antropológica sin precedentes, es fundamental detenernos y preguntarnos: ¿hay algo que valga la pena vivir y esperar?”, plantea.
Si bien, a pesar de los “problemas y desafíos significativos”, ante los que a veces se experimenta “un sentimiento de impotencia”, que puede llevar a “arrastrar la vida y dejarse abrumar por el aturdimiento de lo efímero, hasta perder el sentido de la existencia”, Francisco anima a “intentar buscar, con pasión y entusiasmo”, aquello que “hace resaltar la belleza de la vida”.
Así, la invitación del Papa es “abrirse al encuentro con Dios” para tomar “conciencia de uno mismo, del prójimo y de la realidad” y “hacerse mendigos de lo esencial”, porque, tal y como señala, “el valor de la existencia humana no consiste en las cosas, en los éxitos conseguidos, en la carrera de la competición”, sino en la “amistad con Dios”.
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