MADRID, 19 (SERVIMEDIA)
El Centro Nacional de Investigación Oncológica (CNIO) presentó este lunes la primera colección de muestras biológicas de tripulantes de cabina que permite estudiar si alterar constantemente los biorritmos aumenta el riesgo de cáncer.
Las muestras biológicas de este colectivo permiten investigar el efecto sobre el organismo de “estar sometido a un constante desfase horario”, o ‘jet lag’. El cuerpo tiene un reloj interno para adaptarse a las “condiciones de día y noche”, cuando hay un desajuste de ritmos circadianos que se mantiene durante un tiempo prolongado, “puede haber un impacto en la salud”.
Para ello establecieron tres grupos: tripulantes de vuelos de largo radio, larga distancia; de corto radio, con menos distancia, pero con turnos más variables y cortos; y un grupo de control con individuos que no vuelan y llevan una vida con horarios y costumbres regulares.
“Junto a las muestras, los donantes aportan información detallada sobre su historial clínico y familiar, dieta, práctica de ejercicio, consumo de tabaco y horas y tipo de vuelo, entre otros datos”, señaló la directora en funciones del Biobanco del CNIO, María Jesús Artiga.
La Agencia Internacional de Investigación del Cáncer clasifica el trabajo que altera ritmos circadianos como “probablemente cancerígeno”, la categoría para carcinógenos en que hay “evidencia experimental suficiente” en animales de experimentación, pero “evidencia limitada” en humanos.
La responsable de Salud Profesional de la Asociación Española de Tripulantes de Cabina de Pasajeros (Aetcp), Virginia López de Alcázar, explicó por qué acordaron con el Biobanco del CNIO iniciar esta colección a principios de 2021: “Necesitábamos demostrar de forma científica que nuestra salud se ve afectada por nuestra profesión; solo así podríamos pedir que se nos reconociera un riesgo laboral que sí se considera en otras profesiones del sector, como pilotos y fotógrafos aéreos”.
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