MADRID, 12 (EUROPA PRESS)
La celebración de los Juegos Olímpicos de París ha supuesto para la clase política francesa una especie de tregua tras unos meses convulsos que concluyeron con la victoria de la izquierda en las elecciones presidenciales. El reto más inmediato será buscar a un nuevo jefe de Gobierno e iniciar la ‘cohabitación’ entre los distintos poderes.
Macron proclamó el 23 de julio una “tregua olímpica y política” y los principales espadas de las distintas formaciones han relajado la presión sobre el presidente, a sabiendas todas las partes de que los focos estuvieron durante más de tres semanas puestos en la histórica cita deportiva. El presidente aplazó cualquier negociación hasta “mediados de agosto”.
Tras las elecciones del 7 de julio, Macron ya no dispone de una mayoría política en la Asamblea Nacional. Ahora, es el Nuevo Frente Popular de izquierdas, formado entre otros por el Partido Socialista (PS) y La Francia Insumisa (LFI), quien está llamado a encabezar el futuro Gobierno tras frenar el ascenso de la ultraderecha.
Sin embargo, es el gabinete del ya dimitido Gabriel Attal, aliado de Macron, quien sigue al mando de forma provisional. No hay un calendario fijado para la renovación, por lo que todo depende de cómo avancen ahora los contactos, ya que corresponde al presidente designar a un candidato como futuro primer ministro pero luego esta persona debe obtener el visto bueno de la Asamblea.
La portavoz del PS, Chloé Ridel, ha subrayado este lunes en una entrevista en France Inter que Macron “no puede mantener las instituciones y el país bloqueado durante más tiempo” y le ha instado a nombrar cuanto antes a alguien del bloque de izquierdas. El nombre oficialmente puesto sobre la mesa es el de la economista Lucie Castets, defensora entre otras cosas de derogar la reforma de las pensiones.
CANDIDATURAS ALTERNATIVAS
Macron ha deslizado que quiere buscar una figura capaz de atraer una mayoría amplia en el Parlamento y varios medios han comenzado a incluir entre sus quinielas a personas ya reconocidas dentro de la primera línea política francesa, como el exministro Bernard Cazeneuve, que ya ocupó la jefatura de Gobierno durante el final de la presidencia del socialista François Hollande.
Otra opción sería la de Xavier Bertrand, presidente de la región Altos de Francia y vinculado a la familia conservadora. Bertrand se enfrentó abiertamente al líder de Los Republicanos, Eric Ciotti, cuando éste planteó una alianza con la ultraderecha de Marine Le Pen para las elecciones parlamentarias.
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