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María Nieves Guirado es una vendedora de la ONCE y aventurera “por las barreras”

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MADRID, 11 (SERVIMEDIA)

María Nieves Guirado nació con una atrofia óptica del nervio bilateral, una enfermedad que no le fue diagnosticada hasta que sus padres descubrieron sus problemas en el colegio. Vende cupones de la ONCE en Almería y asegura que se siente una aventurera urbana “por las barreras” que cada día tiene que sortear, tanto arquitectónicas como sociales.

A pesar de los coches mal aparcados, los obstáculos en la calle, la deficiente acústica de los transportes públicos y la falta de concienciación que hay en la sociedad con respecto a la discapacidad, María Nieves, que sólo tiene un 25% de visión, decidió que “todas esas barreras” no le iban a impedir tener un proyecto vital completo, que su vida tiene un componente de aventura diaria, pero también de resolución.

Confiesa a Servimedia que las barreras le duelen pero que le molesta mucho más la incomprensión, la falta de concienciación que hay en la sociedad con respecto a la discapacidad y la sensación de lástima que tienen muchas personas respecto al colectivo de la discapacidad.

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“La sociedad no nos debe de tener pena, que yo necesite ayuda no significa que despierte cierta pena. Simplemente me las das si quieres y puedes y, de lo contrario, entenderé que no y lo agradeceré. No somos personas a las que haya que tener pena”, reivindicó.

Esta joven almeriense denuncia que el desconocimiento de su patología, la atrofia óptica del nervio bilateral que conlleva una baja visión, era interpretada por su familia y profesores “como que yo era torpe”. Tras numerosas pruebas médicas, descubrieron que tan solo disponía de un 25% de la capacidad visual. A partir de ahí comenzó un período “dificultoso” de aceptación de la discapacidad por la falta de ayuda en el colegio.

“Los niños me miraban raro, no entendían por qué debía tener un atril gigante encima de mi pupitre, porque tenía que salir de clase tantas veces y durante tantas horas. Además, el centro educativo ni explicaba ni sensibilizaba al resto de compañeros. Una situación que empeoró durante la etapa secundaria”, rememoró.

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No fue hasta los diez años cuando para ella comenzó una nueva vida de la mano de la ONCE, una “gran organización” que, gracias al apoyo psicológico le brindó la oportunidad de aceptar su discapacidad y, en la actualidad, tiene un trabajo como vendedora en un kiosco cerca del Estadio Emilio Campra.

A pesar del trabajo de la ONCE, reconoce que aún “hay muchas cosas que mejorar en la sociedad”. María Nieves Guirado señaló que la concienciación de las personas en el centro educativo es “lo más importante para que desde pequeñosla discapacidad se vea como algo normal. Más si cabe en los niños, que son esponjas y lo absorben absolutamente todo”.

Entre las mejoras, reclamó un mayor protagonismo para las personas con discapacidad, ya que en muchas ocasiones “no interesamos”.

“Estamos en otros temas jugosos de la sociedad como las redes sociales, el comercio, el marketing. Las personas con discapacidad seguimos siendo personas un poco más apartadas de la sociedad. Es triste decirlo, pero es así. Las mismas empresas que se encargan de ayudar a las personas con discapacidad no saben cómo hacerlo. No están preparadas para ello”.

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