MADRID, 9 (EUROPA PRESS)
La restricción calórica no disuade a los ratones de hacer ejercicio, lo que desafía la creencia de que hacer dieta drena la energía del entrenamiento, según ha demostrado un estudio de la Universidad de California en Riverside (Estados Unidos), cuyos resultados han sido publicados en ‘Physiology & Behavior’.
Los investigadores se propusieron comprender qué les sucede a los ratones cuando se reduce la cantidad de alimento disponible porque esperaban que los hallazgos fueran relevantes para los animales salvajes que no siempre obtienen tanta comida como desean en un día, y también para los humanos, cuyos médicos a menudo les prescriben dietas.
Así, pasaron tres semanas obteniendo el nivel de actividad de carrera de referencia para los ratones, luego una semana con calorías reducidas en un 20 por ciento y otra semana con una reducción de calorías del 40 por ciento. Este experimento se realizó tanto con ratones normales como con ratones “de alto rendimiento” criados para disfrutar de correr.
Aunque los ratones de alto rendimiento redujeron ligeramente su distancia total con una restricción calórica del 40 por ciento, la reducción fue solo del 11 por ciento. Como empezaron corriendo tres veces más lejos por día que los ratones normales, la reducción se considera leve. “Siguen corriendo a niveles extremadamente altos”, ha señalado el biólogo de la UCR y autor correspondiente del estudio, Theodore Garland. Los ratones normales no redujeron su distancia diaria, incluso con una reducción calórica del 40 por ciento.
Los investigadores creen que los ratones se sintieron motivados a seguir corriendo incluso con menos comida debido a la sensación de euforia que produce esta práctica, al aumentar los niveles de domamina y cannabinoides.
Además, los investigadores se sorprendieron al descubrir que la reducción del 20 por ciento de calorías no afectó significativamente a la masa corporal, ni en los ratones que corrían normalmente ni en los que corrían mucho. Aunque hubo una cierta reducción de la masa corporal con una restricción del 40 por ciento, no fue tan alta como se predijo.
Como la destrucción del hábitat provoca escasez de alimentos para los animales salvajes, este tipo de información podría ser de utilidad para quienes intentan preservar las especies. Asimismo, para las personas interesadas en mejorar su salud, las implicaciones podrían ser igualmente significativas.
“No queremos que las personas que hacen dieta digan: ‘No tengo suficiente energía, así que lo compensaré no haciendo ejercicio’. Eso sería contraproducente y ahora sabemos que no tiene por qué ser así”, ha afirmado Garland.
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