MADRID, 24 (EUROPA PRESS)
El portavoz del Departamento de Estado de Estados Unidos, Matthew Miller, ha asegurado este martes que el Movimiento de Resistencia Islámica (Hamás) no puede tener ningún papel en el Gobierno de la Franja de Gaza tras el final de la guerra con Israel, unas declaraciones que han llegado después de conocer el acuerdo de 15 facciones palestinas, incluidas Al Fatá y Hamás, sobre la formación de un gobierno de unidad y de poner fin a sus divisiones.
“Cuando se trata de gobernar Gaza después del conflicto, no puede haber un papel para una organización terrorista. Hamás es una organización terrorista desde hace mucho tiempo. Tiene las manos manchadas de sangre de civiles inocentes, tanto israelíes como palestinos. Por eso, cuando nos fijamos en la gobernanza de Gaza tras el conflicto, que queremos ver a la Autoridad Palestina gobernando una Gaza y Cisjordania unificadas. Pero no, no apoyamos un papel para Hamás”, ha expresado Miller durante una rueda de prensa.
A pesar de las declaraciones de numerosos portavoces de Hamás a lo largo del tiempo sobre su posible adherencia a los principios de la Organización para la Liberación de Palestina (OLP), incluida la renuncia a destruir el Estado de Israel, el portavoz ha recordado que el grupo aún no lo ha hecho de forma oficial y que podría haberlos firmado en el contexto del encuentro ocurrido este martes en Pekín.
Tras ello, ha expresado que esta declaración conjunta no tendrá un impacto en las negociaciones para lograr un alto el fuego en el enclave palestino y que el acuerdo “está a la vista”, si bien ha destacado que “eso no significa” que vaya a ser alcanzado.
Los firmantes han expresado su deseo de establecer un Estado palestino con Jerusalén Este como capital, rechazar los intentos de desplazar a la población de sus territorios y condenar los asentamientos construidos por Israel en Cisjordania y Jerusalén Este, contrarios al Derecho Internacional, así como reclamar el fin del bloqueo a la población palestina en Gaza y la entrega de ayuda humanitaria.
Al Fatá y Hamás ya se reunieron en abril en Pekín para discutir sus esfuerzos de reconciliación, tras años de fracasos en los intentos de poner fin a sus disputas, derivadas de las elecciones de 2006, en las que el grupo islamista se hizo con la victoria, tanto en Gaza como en Cisjordania, a través de la lista Cambio y Reforma.
La victoria de Hamás llevó a que Israel y Estados Unidos rechazaran los resultados –una postura apoyada por la Autoridad Palestina– y, si bien el líder del grupo islamista, Ismail Haniye, llegó a formar un gobierno, las operaciones israelíes tras el secuestro de Gilad Shalit y las tensiones internas llevaron a un conflicto interno que se saldó con la expulsión de las fuerzas de la Autoridad Palestina de Gaza, mientras que la Autoridad Palestina se mantiene al frente de Cisjordania.
De esta forma, se concretó una separación administrativa y territorial de los Territorios Ocupados Palestinos que derivó en la imposición de un bloqueo sobre Gaza –apoyado por Egipto– y un enquistamiento de la política palestina en torno a dos bloques crecientemente autoritarios en las zonas bajo su control, mientras Israel ha jugado la carta de la división para presentar un escenario en el que aparentemente no cuenta con un interlocutor unificado.
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