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El contenido autogenerado de abuso sexual infantil que se comparte en la red está en aumento

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MADRID, 18 (SERVIMEDIA)

El material de abuso sexual infantil autogenerado que se publica en Internet va en aumento, hasta el punto de que, en 2023, el 92% de las webs con material de abuso sexual infantil analizadas por Internet Watch Foundation (IWF) eran imágenes autogeneradas.

Así lo precisó este jueves la Universitat Oberta de Catalunya (UOC) en un comunicado en el que advirtió de que algunas de las situaciones en las que niñas o niños pueden acabar siendo víctimas de material de abuso sexual involucran a menores que no saben que están siendo grabados, otros que han sido engañados o que sucumben porque están siendo extorsionados en línea.

Según el último informe de IWF, de las 275.652 páginas web analizadas que contenían imágenes de abuso sexual infantil durante 2023, más de nueve de cada diez (en concreto 254.071 o el 92%) contenían imágenes “autogeneradas” y estos materiales se refieren a imágenes sexuales en las que aparece el o la menor solo.

“En muchos casos, alguien que no está físicamente presente en la habitación lo prepara, engaña o extorsiona para que produzca y comparta una imagen o un vídeo sexual de sí mismo”, abundó la institución académica.

A este respecto, la profesora de los Estudios de Derecho y Ciencia Política de la UOC Irene Montiel subrayó que estas imágenes “llegan a la red de diferentes maneras” y, de entre todas ellas, “la primera, puede ser de forma completamente voluntaria por parte del menor, por ejemplo, en casos de sexting”.

DELITO DE PORNOGRAFÍA INFANTIL

“Se fotografían, se hacen fotos íntimas y las comparten con otras personas o las cuelgan en la red. Estas imágenes pueden ser luego difundidas sin su consentimiento por otras personas. Muchos niños y niñas no son conscientes del peligro que supone; además, no deberían crear este tipo de imágenes porque puede constituir un delito de pornografía infantil”, prosiguió Montiel, profesora también del grado de Criminología y el Máster de Ciberdelincuencia de la UOC.

Junto a ello, indicó que en el caso de que generen este tipo de imágenes de manera coaccionada, “se toman porque están siendo víctimas de extorsión, de presión y coacción por parte de sus parejas cuando son adolescentes, o incluso por amigos, o por presión social, o porque están siendo víctimas de una explotación sexual y les están ofreciendo dinero, por ejemplo, o alguna ventaja a cambio de esas imágenes”.

Asimismo, otra de las situaciones más comunes es ser víctima de acoso sexual en línea, normalmente por parte de adultos, que establecen con ellos una relación de confianza a través de chats y redes sociales, para conseguir este tipo de material.

FACTORES QUE EXPLICAN EL AUGE

En este contexto, existen varios factores que explican el “auge” de este tipo de material, el primero de los cuales es “el aumento del acceso a los dispositivos y a Internet por parte de los menores a edades más tempranas, principalmente a dispositivos móviles”, según la experta.

El segundo factor es la falta de supervisión por parte de los progenitores y la poca consciencia de los menores, dado que, a su entender, “la gran mayoría de las veces no son conscientes del peligro que esto supone debido a la normalización que han hecho niños, niñas y adolescentes de este tipo de conductas y, por lo tanto, son ajenos a este peligro”.

El tercero de los factores, según Montiel, es la ausencia de mecanismos de detección proactiva de este tipo de material por parte de las plataformas. Para la experta, es en las redes sociales donde más se distribuyen este tipo de imágenes, así como en los servicios de mensajería instantánea como Telegram y WhatsApp.

En cuarto lugar, hizo referencia a la “normalización de estos comportamientos de riesgo, como son el sexting y la hipersexualización de la infancia en general, que lo promueve y lo justifica”.

INGRESOS ECONÓMICOS

Por último, denunció que, en los últimos años, “se han triplicado los ingresos de las páginas web en las que había este tipo de material y en algunas webs de pornografía adulta hay camuflados estos tipos de contenidos”.

Según datos de IWF, el material de abuso sexual infantil en la red ha aumentado un 1.965% desde 2013 pasando de 13.343 páginas a 275.652 y, por lo que se refiere a las imágenes “autoproducidas”, el 2022 fue el primer año en el que este tipo de imágenes superaron a las “no autoproducidas”, es decir, aquellas en las que hay físicamente un agresor o que han sido creadas o manipuladas con imágenes existentes, generando una imagen parcial o totalmente sintética utilizando IA u otras técnicas artificiales.

Esta tendencia de imágenes autoproducidas se ha dado este 2023, cuando creció un 14% respecto al año anterior y, entre las franjas de edad más afectadas, están los menores de 11 a 13 años (el 96% son imágenes autoproducidas), seguidos de la franja de 7 a 10 años (92%), entre quienes ha aumentado un 65% desde 2022 (con 104.282 imágenes en 2023 frente a 63.057 en 2022).

A este respecto, Montiel abogó por “adelantar las estrategias de prevención y retrasar la entrada o el inicio del uso de Internet y, concretamente, de los smartphones”. “Es necesario ofrecer una educación sexoafectiva basada en la evidencia científica y con un enfoque de derechos desde la primera infancia”, defendió.

A su juicio, el hecho de que existan imágenes de este tipo en Internet sobre un menor “aumenta el riesgo de ser víctima de violencia digital, sufrir sextorsión o grooming en línea por parte de agresores sexuales que buscan menores para abusar sexualmente de ellos, o bien digitalmente a través de la cámara web, o bien quedando en persona y cometiendo agresiones sexuales”.

Además, la existencia de estas imágenes afecta también a su vida en el mundo real, ya que “tienen mayor riesgo de sufrir acoso escolar por parte de sus compañeros”. “La existencia de estas imágenes puede generar estrés, ansiedad, miedo, vergüenza, aislamiento social, problemas con el sueño y la alimentación e incluso conductas autolesivas, y, en los casos más graves, pueden llegar al suicidio”, sentenció la experta.


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