MADRID, 18 (EUROPA PRESS)
El marco regulatorio de criterios ESG (medioambientales, sociales y de buen gobierno) de la Unión Europea (UE) ha contribuido al aumento de la inversión sostenible, si bien necesita mayor claridad y mejoras, según un estudio de CFA Institute, asociación de profesionales del sector.
CFA señala que los principales desafíos que encaran los inversores en este ámbito residen en torno a la divulgación de las finanzas sostenibles, la fiabilidad de los datos y la complejidad de las calificaciones ESG.
Entrando al detalle, la falta de datos confiables y verificables se traduce en un 65% de encuestados que señalaron que la falta de ellos supone uno de los mayores desafíos para los gestores de activos en la implementación del reglamento SFDR (relativo a las finanzas sostenibles) de la UE.
Ligado a esto, casi la mitad de los participantes explicó que los los costes para obtener datos ESG y la falta de personal capacitado y con experiencia para recopilarlos y analizarlos era otro de los mayores desafíos para implementar con eficacia el reglamento en cuestión.
El informe ha puesto a su vez el foco en que los inversores minoristas pueden confundirse con el volumen y las complejidades de la información sobre sostenibilidad, ya que, según un 45% de los encuestados, esta coyuntura “a menudo lleva a confusión” a los inversores minoristas cuando toman decisiones de inversión.
De hecho, hasta una tercera parte de los encuestados aseveró que los requisitos de divulgación de los artículos 8 (promueven iniciativas sociales y ambientales junto con los objetivos de resultados tradicionales) y 9 (con objetivos explícitos de sostenibilidad) son “demasiado complejos y dificultan” que los minoristas entiendas plenamente el grado de impacto en sostenibilidad de los fondos en los que están considerando invertir.
Finalmente, el informe ha incidido en la “falta de definiciones claras” en el reglamento europeo SFDR, pues un 32% de los profesionales encuestados consideró que era difícil comparar productos ESG ya que las divulgaciones requeridas no están estandarizadas y, además, no son comparables entre jurisdicciones para los inversores minoristas.
De su lado, un 37% de los inversores ha expresado que el reglamento de la Taxonomía de la UE ha alcanzado un “excesivo grado” de desarrollo, lo que ha resulta en una complejidad de la información y confusión entre los inversores y las partes interesadas.
RECOMENDACIONES
Al hilo de las preocupaciones vertidas por el sector de la inversión, desde CFA Institute han propuesto al regulador una batería de recomendaciones, tales como la de proporcionar una terminología ESG “clara y coherente” en todo el marco legislativo sobre finanzas sostenibles y el desarrollo de una legislación más adaptada y alineada con las necesidades de los participantes en el mercado financiero.
Asimismo, la entidad ha puesto sobre la mesa la necesidad de considerar el desafío que representan los datos ESG no confiables y los costes asociados para su recopilación correcta, así como la capacitación del personal para su posterior análisis.
Por otra parte, han reclamado una mejor claridad en torno al sistema de categorización de fondos descrito en la SFDR para los requisitos de divulgación bajo los artículos 8 y 9, ya que un enfoque más claro podría reducir la complejidad y mitigar los riesgos de ‘greenwashing’ (blanqueamiento ecológico).
Finalmente, la entidad ha pedido abordar las calificaciones ESG y las metodologías divergentes utilizadas por los proveedores en pro de una mayor estandarización y comparabilidad.
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