PAMPLONA, 30 (EUROPA PRESS)
La Asociación de Consumidores de Navarra Irache desaconseja abrir la puerta de casa a agentes comerciales. Según explica, en los últimos meses ha recibido varios casos de personas que “han acabado adquiriendo productos o servicios que no necesitaban y por los que han pagado importantes cantidades de dinero”.
La asociación explica en una nota de prensa que “los agentes buscan especialmente a personas mayores, más confiadas y con mayor dificultad para comprender las consecuencias de un contrato, para conseguir ventas. En ocasiones los consumidores no tienen claro qué es lo que han firmado y solo posteriormente se dan cuenta del importe que han accedido a pagar o de que había aparatos que no le hacían ninguna falta”.
En algún caso, además, “no es solo una empresa, sino que una misma persona tiene presuntos contratos con diferentes marcas”. En otros casos, al reclamar se consigue la anulación del contrato, “si es evidente que no había consentimiento real del consumidor”.
Como muchas de estas ventas se realizan por importe altos, es habitual que, junto al contrato de compraventa, se le dé a firmar también una financiación, de tal manera que el consumidor irá pagando el importe de los bienes mes a mes. “Esto hace que en ocasiones las personas no se den cuenta de los pagos hasta un tiempo después”, señala.
Es habitual también que los contratos se realicen en un soporte electrónico como una tableta, “que el consumidor estampe su firma sin leer ni saber qué está aceptando y que en muchas ocasiones no tenga ni copia del contrato”.
En algunas ocasiones son los hijos u otros familiares los que acuden a Irache porque son quienes se han dado cuenta del coste de la compra que han aceptado sus padres u otros familiares de edad.
TREINTA DÍAS PARA ANULAR LA COMPRA
En este tipo de ventas, en las que la compra se hace en una visita a domicilio no solicitada previamente por el consumidor, este tiene treinta días naturales desde que recibe el producto para echarse atrás, según recoge la normativa sobre consumo. “Debe dirigirse de forma fehaciente a la empresa para comunicar que ejerce este derecho y desistir del contrato de forma inequívoca”, destacan desde la asociación de consumidores.
La dificultad estriba en que, cuando muchas personas se dan cuenta y quieren anularlo, ya ha pasado este plazo de treinta días. A partir de ahí las posibilidades de recuperar el dinero “son más limitadas, siempre que haya un contrato firmado en el que el consumidor haya aceptado la compra”. Además, ha advertido del “error de desistir por teléfono” ya que, en algunos casos, hace que “no quede constancia de la anulación y la financiera le siga reclamando el pago”.
En estas compras, el vendedor “debe facilitar al consumidor una copia en papel -o en otro soporte duradero, si lo acepta- del contrato firmado”. Además, si el empresario no ha facilitado la información sobre el derecho de desistimiento, el consumidor tendrá doce meses para ejercerlo, salvo que el empresario se lo facilite antes de este plazo.
Irache ha advertido, además, que “puede ser contraproducente” dejar de pagar las cuotas al sentirse “engañados con los productos comprados”, ya que, si hay de por medio un contrato de financiación, “el impago puede generar nuevos intereses y elevar considerablemente la deuda”.
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