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TSJ confirma 8,5 años a un hombre en Valladolid por obligarla a tener sexo con él armado con un cuchillo

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VALLADOLID, 20 (EUROPA PRESS)

El Tribunal Superior de Justicia de Castilla y León ha ratificado la condena de ocho años y medio de cárcel impuesta a un hombre de origen guineano por un delito de agresión sexual sobre su esposa a la que amenazó de muerte con un cuchillo para que mantuviera con él relaciones sexuales.

En su sentencia, la Sala de lo Civil y Penal del TSJCyL, con sede en Burgos, ha desestimado el recurso del condenado y ha confirmado la condena dictada el pasado mes de febrero por la Audiencia de Valladolid, que le halló responsable de un delito de agresión sexual y de otro leve de coacciones y le impuso la citada pena de ocho años y medio de prisión, junto con la prohibición de aproximarse a la víctima a menos de 500 metros y de comunicar con ella durante nueve años y medio, así como libertad vigilada por tiempo de cinco años, una vez cumplida la condena.

Además, en concepto de responsabilidad civil, el condenado habrá de indemnizar a su exmujer con 3.000 euros por daños morales y al Sacyl con 377 euros por los gastos derivados de su asistencia, según la información del Gabinete de Prensa del TSJCyL recogida por Europa Press.

Los hechos se remontan a las 10.15 horas del día 28 de junio de 2022, fecha en la que el citado individuo se personó en la habitación en la que dormía su esposa con el propósito de mantener relaciones sexuales con ella. Problemas personales les habían llevado a que durante varios meses se encontraran durmiendo en habitaciones distintas.

Como quiera que ella se negó, él salió de la habitación. Pasados unos minutos él entró de nuevo en la estancia, esta vez esgrimiendo un cuchillo de grandes dimensiones y advirtiendo a su mujer que tenía dos opciones: o aceptaba tener relaciones o la mataba y luego se tiraba por la ventana.

Ella inicialmente quiso llamar a la policía y cogió el móvil para tal fin, pero él la advirtió de que a la llegada de la patrulla ya estaría muerta.

Finalmente, el condenado apartó las sábanas, la quitó el sujetador y las bragas y, tocándola por todo el cuerpo, la penetró vaginalmente. Durante el acto, y en cuanto ella insistía en que parase, el condenado no cesaba de mostrar el cuchillo que había dejado encima de la cama, logrando así continuar con su propósito.

Una vez concluida la agresión, el autor permitió a la víctima que abandonara la habitación. Así que ella cogió el móvil y salió de la casa con intención de pedir ayuda, si bien cuando efectuaba una llamada al Servicio de Emergencias, su marido la sujetó para introducirla en la vivienda y la quitó el teléfono de las manos, aunque sin lograr impedir que ella se soltara y llamara a las puertas de un vecino, que la socorrió y refugió en el interior de su inmueble.

Fue el vecino el que dio aviso a la policía, que acudió al lugar y a la que ella les contó que su marido la había violado y quería matarla.


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