CARMONA (SEVILLA), 18 (EUROPA PRESS)
El profesor y director de la Cátedra de Estudios Barrocos Iberoamericanos, Fernando Quiles García, ha señalado que el patrimonio “se ha planteado como una especie de motor de desarrollo económico”, con lo cual, a veces “se manipula y se transforma para estimular esa economía”.
“El turismo sostenible tiene mucha importancia para la conservación del patrimonio” ha aseverado, subrayando la importancia de la palabra “sostenible”. “No se pueden colmar los cascos históricos con apartamentos turísticos insertos dentro de viviendas familiares”, ha asegurado. Al final, “muchos barrios están perdiendo su identidad porque están llenos de apartamentos y de apartahoteles. Hay que ponerle límite a eso”, ha añadido el profesor, quien ha participado, y dirige junto a la arquitecta María Cristina Dawson, el curso de verano ‘Introducción al concepto de patrimonio cultural, su protección y valorización’, que comenzó el pasado lunes en la sede de la Universidad Pablo de Olavide en Carmona.
Además, ha señalado que “el dinero que hay es el que hay”, y que, en ocasiones, “hay que atender otras necesidades económicas a nivel de sociedad, como poblaciones cada vez más necesitadas de apoyo económico, la tercera edad o la asistencia médica”. Por eso, aunque las instituciones gubernamentales son un factor clave para preservar el patrimonio en este aspecto, “la sociedad tiene que tener un papel más prevalente que el de los organismos de gobierno y tiene que involucrarse más. No podemos dejarlo todo en manos de las instituciones gubernamentales”.
En relación con la protección del patrimonio cultural, Quiles ha defendido que es “fundamental” concienciar a la sociedad sobre este tema desde la infancia. “Hay que sensibilizar a la población sobre la importancia del patrimonio desde las primeras etapas de conocimiento, desde la primaria y la secundaria, para que lo vean como algo positivo” ya que “transmitir el valor del patrimonio en una edad madura es obligado y es más complicado”, ha explicado el experto.
Algunas de las medidas que podrían llevarse a cabo son, por ejemplo “concienciar del valor del flamenco, de las fiestas locales, o adaptar estudios y ensayos a un formato más propio de la niñez, como los cuentos” y lo más importante, “crear un grupo de docentes que sepan transmitir a esos chiquillos, conociendo sus edades y sus capacidades de asumir conocimiento, el valor de ese patrimonio”. Ha concluido que “si desde pequeños van asumiendo esa importancia, cuando lleguen a la mayoría de edad, nadie va a discutir con ellos de si es importante o no ese patrimonio”.
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