VIGO, 17 (EUROPA PRESS)
El único acusado de dar una brutal paliza a otro joven en Nigrán (Pontevedra) ha aceptado una pena de dos años de cárcel y el pago de una responsabilidad civil de 120.000 euros en una vista de conformidad llevada a cabo este lunes en la sección quinta de la Audiencia Provincial de Pontevedra, con sede en Vigo.
Pese a que el juicio comenzó a celebrarse el pasado mes de mayo, cuando el procesado negó los hechos. Ahora, en una nueva vista, el varón ha llegado a un acuerdo con las partes, aceptando una pena de dos años de cárcel y el pago de 120.000 euros, confesándose culpable de la paliza ocurrida en el verano de 2020 en las inmediaciones del Pazo de Urzaiz, en Nigrán, que acabó con otro joven herido con múltiples fracturas y hematomas por toda la cara, precisando varias intervenciones quirúrgicas y reconstrucciones.
Además, la víctima también sufrió un trastorno de estrés postraumático grave, con conductas de evitación y aislamiento social, y continúa en tratamiento psiquiátrico casi cuatro años después, según recogía Fiscalía en su escrito de acusación.
El único procesado ha aceptado dos años de prisión por un delito de lesiones grave, aunque no tendrá que ingresar en la cárcel si no vuelve a delinquir en los próximos dos años. Asimismo, tendrá que abonar una responsabilidad civil a la víctima de 120.000 euros, de los cuales 25.000 euros ya han sido pagados. Los jueces recogen en la sentencia, que ya es firme, los atenuantes de reparación del daño y dilaciones indebidas.
El hombre también tendrá que hacer frente al pago de más de 8.300 euros al Servizo Galego de Saúde (Sergas) por las intervenciones realizadas, además del pago de las costas. Por otra parte, no podrá acercarse a menos de 200 metros de la víctima durante 10 años.
HECHOS
Los hechos ocurrieron en el verano de 2020. Según el escrito de Fiscalía, la víctima asistió a una fiesta en el Pazo de Urzáiz, en Nigrán, y allí tuvo un altercado con un grupo personas, trabajadores de una cafetería de esta localidad.
Dicho altercado acabó en una pelea, y cuando la víctima abandonó el Pazo, un grupo de personas con quienes había reñido lo siguieron, entre ellas el acusado, que le gritaba “para ahí hijo de puta, te vamos a matar”. A pesar de que el joven emprendió la huida el acusado y otra persona que no fue identificada lograron darle alcance y el acusado le propinó un puñetazo que lo tiró al suelo.
Una vez que se había caído, el procesado comenzó a darle puñetazos y patadas en la cara y la cabeza, hasta que el chico perdió el conocimiento. Aún así, continuó la agresión hasta que se presentaron varios vigilantes de seguridad del Pazo y varios amigos de la víctima, que llamaron a la Policía y a una ambulancia.
GRAVES SECUELAS
Como consecuencia de la paliza, el chico sufrió múltiples fracturas y hematomas por toda la cara, precisó de varias intervenciones quirúrgicas y reconstrucciones. Asimismo, sufrió un trastorno de estrés postraumático grave, con conductas de evitación y aislamiento social, y continúa en tratamiento psiquiátrico.
Además de sus problemas de salud mental, también tiene secuelas físicas: varias cicatrices, afectación maxilar y pérdida de parte de la visión de un ojo, y otros perjuicios.
Por estos hechos, la Fiscalía acusaba al procesado de un delito agravado de lesiones, y pedía hasta ocho años de cárcel y casi 130.000 euros de indemnización. Finalmente, fue condenado a 2 años de prisión y 120.000 euros de responsabilidad civil.
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