Turk vincula el aislamiento del país con el aumento de las violaciones de Derechos Humanos y de creciente militarización
MADRID, 13 (EUROPA PRESS)
El Alto Comisionado de la ONU para los Derechos Humanos, Volker Turk, se ha dirigido este miércoles al Consejo de Seguridad de Naciones Unidas respecto a la situación de aislamiento en Corea del Norte, que está “atrapando” a sus ciudadanos en sufrimiento “sin paliativos”.
“No es posible separar la situación de los Derechos Humanos en la República Popular Democrática de Corea (RPDC) de las consideraciones relativas a la paz y la seguridad en la península (coreana), incluida la creciente militarización por parte de la RPDC. En la actualidad, es un país aislado del mundo. Un entorno asfixiante y claustrofóbico, donde la vida es una lucha diaria carente de esperanza”, ha expresado Turk al inicio de su intervención.
El primer factor que contribuye a este entorno es “la intensificación de la represión del derecho a la libertad de circulación”, provocando que sea “casi imposible” salir del país sin un permiso gubernamental, aunque reconoce una reapertura “muy parcial” de la frontera”.
“La brutal realidad para la población en general sigue siendo el refuerzo de los controles fronterizos. Ahora es casi imposible salir del país sin el permiso del Gobierno. Muy pocas personas lo consiguen. Salir de tu propio país no es un delito, al contrario, es un derecho humano, reconocido por el Derecho Internacional”, ha expresado.
En base a ello, ha informado de que en 2023 llegaron a Corea del Sur unos 200 desertores norcoreanos, de los que solo un pequeño número procedía directamente de Corea del Norte. Además, esta cifra representa un quinta parte de los que llegaban antes de la pandemia de COVID-19.
También ha criticado que ni siquiera pueden reunirse las familias que se encuentran separadas en Corea del Norte y Corea del Sur, unos encuentros que se realizaban de forma esporádica antes del cierre de fronteras por el coronavirus, y que también resulta “imposible” llamar por teléfono o enviarse dinero entre ellos.
“Esta interferencia arbitraria en la vida familiar causa una profunda angustia. Insto a la RPDC a que reabra las posibilidades de que las familias se conecten y, en última instancia, estén juntas”, ha agregado Turk.
AUMENTO DE LA REPRESIÓN
La segunda de las causas es el incremento de la represión contra la libertad de expresión a raíz de tres leyes que penalizan el “consumo de medios de comunicación extranjeros”, el “uso de un lenguaje que no se ajuste al dialecto de Pyongyang” y que obligan a los jóvenes a “ajustarse a un estilo de vida socialista”, y cuyas penas pueden llegar incluso a castigar a los padres por las acciones de sus hijos.
“El artículo 7 de la Ley de Denuncia del Pensamiento y la Cultura Reaccionarios es un ejemplo especialmente escalofriante, ya que autoriza severas sanciones, incluida la pena capital, por el delito de introducir, ver o difundir la llamada cultura ‘reaccionaria’. En pocas palabras, los habitantes de la RPDC corren el riesgo de morir por el mero hecho de ver o compartir una serie de televisión extranjera”, ha clarificado Turk, que además ha instado a las autoridades norcoreanas a derogar estas legislaciones y la pena de muerte.
La tercera causa del mencionado entorno son las “insoportablemente duras” de las condiciones socioeconómicas de la vida en el país, según han mencionado todas las personas entrevistadas por su oficina, quienes hablan sobre la “facilidad” de llegar a un estado de desnutrición porque “no hay nada que comer”.
A pesar de que Turk ha reconocido algunos de los esfuerzos del Gobierno norcoreano para abordar la inseguridad alimentaria, ha criticado el cierre de la mayor parte de los mercados a pequeña escala y las restricciones impuestas a los vendedores de alimentos.
“Esta producción y distribución de alimentos cada vez más centralizada está socavando el acceso a los alimentos. Los informes indican que casi la mitad de la población padece inseguridad alimentaria en los últimos años, y en algunas provincias aumenta la malnutrición infantil. Pido al Gobierno que haga efectivo el derecho a la alimentación de todos sus ciudadanos, sin discriminación, y que aproveche las ofertas de cooperación internacional con este fin”, ha expresado.
TORTURAS Y DETENCIONES ARBITRARIAS
Otra de las razones de estas dificultades está provocada por el uso del trabajo forzoso, las detenciones arbitrarias, las torturas y malos tratos, las desapariciones forzadas (que su oficina estima en más de 100.000, entre los que también hay ciudadanos japoneses y surcoreanos) o la falta de juicios justos.
“El Gobierno también ejerce un alto nivel de control sobre los trabajadores enviados al extranjero, muchos de los cuales han sido entrevistados por mi oficina. Describen una vida de terribles penurias: trabajo a menudo físicamente peligroso, escasez de alimentos y atención médica, niveles extremos de vigilancia, violencia física y confiscación de hasta el 90 por ciento de sus salarios por parte del Estado”, ha declarado el Alto Comisionado durante su intervención.
A pesar de que Turk ha reconocido “algunos signos positivos” por parte de Corea del Norte con el sistema internacional de Derechos Humanos, ha insistido en que “el panorama de miseria, represión, miedo, hambre y desesperanza” en el país es “profundamente alarmante”.
RENDICIÓN DE CUENTAS
Asimismo, ha asegurado que la rendición de cuentas por estas “violaciones prolongadas, graves y generalizadas” deben ser “una prioridad” tanto para el Consejo de Seguridad de la ONU como para el resto de la comunidad internacional, a la que ha instado a remitir esta situación al Tribunal Penal Internacional (TPI) y a buscar vías judiciales para colaborar en esta búsqueda de responsabilidades.
Turk también ha pedido reconocer las necesidades de protección de aquellos que huyen del país y de ceñirse al principio de no devolución, y es que ha citado informes sobre personas que han sido deportadas hacia Corea del Norte, donde han sido sometidas “a torturas”, a “detenciones arbitrarias” y a otro tipo de “graves violaciones” de Derechos Humanos.
“Todos los caminos para salir de esto empiezan por dar un giro de 180 grados desde el callejón sin salida del aislamiento autoimpuesto (…). Insto al Gobierno a que de la vuelta a las ortodoxias y supere su mentalidad aislacionista, que solo engendra una desconfianza cada vez más profunda, desencadenando una espiral interminable de pensamiento de grupo a expensas de un futuro más próspero y seguro para su pueblo. Los Derechos Humanos en todas sus dimensiones ofrecen una solución y un camino a seguir”, ha finalizado.
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