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La Universidad de Sevilla impulsa una tecnología que produce biofertilizantes para cultivos y soluciones a la sequía con microalgas

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SEVILLA, 7 (EUROPA PRESS)

La Universidad de Sevilla (US) impulsa una tecnología que limpia las aguas residuales, genera biofertilizantes para mejorar los cultivos, abarata costes y reduce las emisiones de gases efecto invernadero.

En este sentido, la empresa basada en el conocimiento (EBC) de la US, Drops & Bubbles Tecnología, ha ideado una solución de ingeniería patentada por la US “para conseguir agua limpia procedente de aguas residuales destinadas a la cultivos”, señala la institución universitaria en un comunicado, en el que se destaca que la agricultura actualmente consume el 80% de las reservas hídricas existentes, lo que reduciría la demanda sobre las fuentes naturales.

Esta iniciativa empresarial, resultado de la investigación realizada en el seno de la US, está liderada por Javier Dávila, profesor del Departamento de Ingeniería Aeroespacial y Mecánica de Fluidos de la Escuela Técnica Superior de Ingeniería (ETSI). El profesor explica el marcado carácter ecológico del proyecto que consiste en la instalación de una planta con un reactor biológico, “que permitiría convertir las aguas residuales en agua limpia, utilizando para ello microalgas”.

Esta alternativa ecológica está pensada para pequeñas poblaciones de unos pocos miles de habitantes o para entornos rurales, dado que, dependiendo del volumen de litros de agua a depurar, así será la magnitud del tanque del reactor, que necesita una superficie significativa de la que no disponen las ciudades.

El agua limpia iría destinada a la agricultura, que actualmente consume el 80% de las reservas hídricas existentes, lo que reduciría la demanda sobre las fuentes naturales.

El agua residual entra en un biorreactor donde se establece una combinación formada por microalgas y bacterias. Gracias a la luz del sol, estos organismos asimilan el CO2, el nitrógeno y el fósforo, incorporándolos a sus compuestos orgánicos, descomponen la materia orgánica y convierten “de manera muy natural y con muy poca energía” las aguas residuales en agua limpia.

De este proceso se extrae también lo que se conoce como “biomasa”, es decir, las microalgas tras el tratamiento. Estas pueden ser usadas como biofertilizante, ya que estimulan el crecimiento de los cultivos. No obstante, también pueden ser usadas para la elaboración de cosméticos, alimentación y biotecnología, o para la producción de biogás.

A diferencia de la depuración convencional, “el sistema no contamina –no provoca emisiones CO2 ni otros gases de efecto invernadero–, no emite olores y ahorra en mantenimiento”. Pero uno de los “puntos fuertes” de este “novedoso modelo” es el reducido consumo de energía, que desciende en más de la mitad. “Todo redunda en beneficio”, asegura Dávila, que incide en los beneficios de este proyecto de economía circular.

Las algas proceden del Instituto de Bioquímica Vegetal y Fotosíntesis, un centro compartido de la Universidad de Sevilla y el CSIC, que está muy especializado en microalgas y que dota en un inicio al proyecto de Drops & Bubbles Tecnología de estos microorganismos, que posteriormente se van desarrollando en el biorreactor.


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