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“‘Entre corrales y pasaeras’ refleja la vida y costumbres de Navalosa a través de la literatura, música y tradición”

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ÁVILA, 5 (EUROPA PRESS)

El componente del grupo de música tradicional Cigarra José Miguel López es el responsable de que vea la luz ‘Entre corrales y pasaeras. Navalosa’, un detallado volumen que relata “el viaje de más de una década de sus autores por la vida de las gentes de esta localidad y las poblaciones cercanas a ella”.

Concentrados en un único volumen, se encuentran trece años de trabajo de investigación y recopilación, “a pie de pueblo”, que recogen las tradiciones, cultura, canciones e historias de vida, en definitiva, de la localidad abulense de Navalosa.

Dividido en doce capítulos, y en dos partes diferenciadas, sus páginas trasladan los “ritos de paso y otras celebraciones de quintos y de carnaval”, con un acercamiento a las mascaradas de invierno más representativas de la provincia de Ávila como son los zarramaches, los machurreros, las toras, los harramachos, las vaquillas y morrangos, y por supuesto los cucurrumachos de Navalosa.

Pero también lleva de viaje a través de los tiempos debido a la extensa recopilación del repertorio cancionero de esta zona, con “cantos de quintos, de boda y torna boda, rondas de carnaval, romances, toreras y canciones infantiles de corro y fila o los cantos de siega, trilla y esquileo”.

El autor cuenta a Europa Press como hay capítulos dedicados a los quintos, “con alguna breve reseña de lo que fue el servicio militar” para poner en contexto al lector y que pueda entender después las letras de las canciones. Tonadas que están presentes en todo el volumen de algún modo, en forma de coplas o romances, “como el de la Loba Parda, muy extendido en toda la península” y del cual han encontrado “hasta cuatro versiones distintas”.

También habla José Miguel del capítulo dedicado al rabel, “ese instrumento musical pastoril, con un arraigo importantísimo en la provincia abulense y prácticamente desaparecido”, que ahora han enseñado a fabricar “en el pueblo y lo elaboran como churros”.

Y es que considera “muy gratificante” el trabajo realizado y, sobre todo, valora “lo tremendamente generosa que es la gente de Navalosa”, que ha facilitado “toda clase de información”, muchas veces aportándola sin saber que, “lo que para ellos no tenía importancia o era cotidiano”, en el fondo era “vital para su desarrollo y su vida” y “muy importante” para ellos.

Las gentes recuerdan, y así se traslada en cinco horas de vídeo que quedan registradas en un CD que acompaña a este libro, las tonadas de su infancia y de su vida, “que las han interpretado cada uno a su manera, cantándolas sin cámara y de una forma distendida”, lo que se ha recogido tal cual, “aportando mucha vida”.

Porque si algo aportan estas canciones, asegura José Miguel, es eso, “vida”. “La música tradicional son los recuerdos de nuestros ancestros, muchos recordaban a sus abuelos cantando por la noche a la luz de la lumbre, o canturreando con el rabel historias” que están sacadas realmente de la vida cotidiana, con rimas que cuentan trabajos y costumbres y se trasladan después al conocimiento popular mediante esas tonadas musicalizadas.

“Nuestra vida está formada por recuerdos”, prosigue López, “y esta música nace detrás de un arado surcando la tierra o al sudor de la siega, o cuando se cantaba una nana a un niño para que se durmiera. Nacen del interior y se transmiten, y todas tienen su sentido”.

Para el autor, la música tradicional y las costumbres se basan “en la generosidad de entregar a los demás, para que así perduren en el tiempo no solo lo que en ellas se cuenta, sino también las personas que las cantan”.

PARTITURAS Y TELARES

En este volumen no solo ha jugado un papel central el trabajo de recopilación de material, documentación, archivos y textos que ha realizado José Miguel, sino que también lo ha jugado el papel de los componentes del grupo Cigarra que han realizado el trabajo de campo, la transcripción de las partituras, la recopilación de fotografías y acuarelas, así como las entrevistas.

Todo acompaña en un libro cargado de imágenes de todo tipo, desde cotidianas a fotos de páginas manuscritas, con pequeña información que a su vez aporta grandes pistas sobre formas de vida en otros tiempos.

“Los vecinos siempre nos han recibido con los brazos abiertos, como si fuéramos familiares que llevasen muchos años fuera del pueblo y hubiéramos regresado, contándonos todas las vicisitudes del pueblo como si estuvieran poniéndonos al día de lo que había pasado o dejado de pasar, por lo que realmente hemos tenido las mejores fuentes de información, y además de calidad, de Navalosa”, ahonda.

López, además, destaca la ayuda de varias personas en su camino, como la de Isabel de la Fuente, Marcos Iglesias, Jacinto Martín y su familia, e incluso la fallecida “señora Aquilina”, que en el año 2000 se puso a escribir, “sin saber por qué”. “Ella ni siquiera había ido a la escuela y, fíjate, nos regaló sus memorias manuscritas”, recuerda.

Pero si algo está presente en este trabajo, más allá de la historia de estas tradiciones, es la música en forma de instrumentos o letras, pero sobre todo en forma de recuerdos.

El autor destaca el trabajo de sus compañeras Belén Sáez y Lourdes Muñoz que, con “mucho esfuerzo”, han escrito las partituras de las canciones que han recopilado, “captando la esencia de cada una de ellas para poder después trascribirlas de esta manera más matemática, y que de este modo quien las lea en el lenguaje musical pueda no solo recibir esa transmisión oral de información, sino también pueda cantarlas”.

El libro también hace un alto en aspectos como los telares y artesanías de esta localidad abulense del valle del Alto Alberche, que conforman el sentir cotidiano de todo un pueblo con un denominador común, que mantiene gran parte de sus tradiciones casi intactas.

Hasta el título tiene su miga, ya que Entre corrales y pasaeras hace referencia, primero, a los corrales o chozos típicos de la localidad, que todavía hoy en día se conservan y se “escoban”; y, por otro lado, las pasaeras, “que son esas piedras que se ponían en el cauce del río para poder atravesarlo cuando no había puentes”.

Cerca de 700 páginas con más de 400 imágenes y acuarelas de momentos vividos, 200 partituras, de las cuales más de 80 corresponden a tonadas escuchadas en Navalosa; sin olvidar un “índice de ayuda para localizar más de 700 versos y una amplia selección de audios grabados in situ con más de cinco horas y media de duración, todo prologado por el gran músico y folclorista Ismael Peña Poza”, conforman este trabajo que guarda parte, “solo parte”, de la vida en este territorio.


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