MADRID, 31 (EUROPA PRESS)
La realización de un estudio funcional preoperatorio es fundamental en la enfermedad por reflujo gastroesofágico (ERGE). Este estudio se realiza a través de dos pruebas, la pHmetría y la manometría gastroesofágica, explic la doctora Teresa Sánchez Rodríguez, especialista en Cirugía General y del Aparato Digestivo y experta en cirugía gastroesofágica del Hospital Quirónsalud San José.
La enfermedad por reflujo gastroesofágico se define como todos aquellos síntomas y signos que se producen a causa del contacto excesivo del contenido gástrico con la mucosa esofágica y no se debe confundir con el reflujo gastroesofágico, que es un fenómeno fisiológico que se produce a diario en todas las personas por el paso del contenido gástrico a través del cardias hacia el esófago.
La prevalencia del ERGE es alta, según el ‘Documento de actualización de la Guía de Práctica Clínica sobre la Enfermedad por Reflujo Gastroesofágico en el adulto’ de la Sociedad Española de Gastroenterología, (2019), en España el 9,8 % de la población manifiesta síntomas típicos de ERGE una o más veces por semana.
“En muchos casos -señala la Dra. Sánchez Rodríguez- hay que decidir si optar por tratamiento farmacológico o quirúrgico, y en tal caso hay dos variables esenciales: el diagnóstico precoz y el estudio funcional preoperatorio (a través de la pHmetría y la manometría esofágica), que ofrece información crucial sobre el número de episodios de reflujo y la funcionalidad del esófago y en función de los resultados decidir qué tipo tratamiento aplicar a cada paciente, adaptando en su caso la técnica quirúrgica. Además de la gastroscopia y en determinados casos, el estudio de imagen del tránsito gastroesofágico”.
Por lo general se recurre al tratamiento quirúrgico cuando el tratamiento farmacológico no consigue un alivio completo de la sintomatología, por los efectos secundarios que conlleva supone o en el caso de que los pacientes que no deseen tomar medicación de por vida, así como alteraciones anatómicas o agravamiento de la enfermedad que requieren del tratamiento quirúrgico para su solución.
El procedimiento de referencia para el tratamiento del reflujo se denomina funduplicatura, una técnica mediante la que se crea un pliegue o giro en la parte superior del estómago (fundus) para mejorar el tono muscular del cardias, evitando el reflujo. Además, se corrigen las alteraciones anatómicas que puedan ser causa del origen del reflujo como la hernia de hiato.
A la hora de decidir por qué tipo de cirugía optar caben varias posibilidades: las opciones mínimamente invasivas, que realizan la funduplicatura mediante laparoscopia y endoscopia, proporcionan varias ventajas como la reducción del dolor, una menor estancia hospitalaria y la reincorporación casi inmediata a la vida habitual, además de un mejor resultado estético.
“La vía laparoscópica es la más completa para la reparación definitiva del defecto anatómico y el refuerzo del cardias según la necesidad de cada paciente -apunta la experta-, y permite individualizar en cada caso la realización de funduplicatura en 360 o 180 grados. Además, también sería la vía de elección en pacientes que no corrigen su enfermedad con técnicas endoscópicas o en pacientes con obesidad a lo que se añade una cirugía bariátrica”.
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